Desde el 23 de noviembre del 2023 la galería Proyecto Caimán alberga la exposición Cómo podría saber que este sería mi destino, una instalación del artista Raúl Rebolledo -curada por Miriam Hernández-, que considera como una despedida simbólica después de dirigir la galería durante cinco años. A propósito de esta exhibición sostuve una charla con el artista y la curadora.

En el marco de GDL ART WKND, Proyecto Caimán tendrá tres actividades en torno a la exposición Cómo podría saber que este sería mi destino el viernes 2 de febrero de 2024:

4:00 pm – Activación de la instalación, 5:00 pm- Círculo de lectura frente a la fogata; 6:00 pm – Acto en vivo de Israel Martínez

Raúl Rebolledo: Honestamente yo tenía dudas de si hacerla o no aquí, pero al final me decidí porque termino el ciclo como director de Proyecto Caimán, entonces ya no hay conflicto de intereses. Para mí sí es algo simbólico el cierre del periodo de cinco años dirigiendo Proyecto Caimán.

Al ser una exhibición de despedida me dio muchas licencias, en cuanto al formato, por ejemplo. Poder hacer una instalación, buscando otro formato que funcionara y que correspondiera con el trabajo que he venido haciendo, que tiene que ver mucho con las condiciones sociales, con la violencia, con cómo nosotros generamos también violencia. 

 

Para mí sí es algo simbólico el cierre del periodo de cinco años dirigiendo Proyecto Caimán y pues con esta exposición me despido. 

Raúl Rebolledo

 

Cómo podría saber que este sería mi destino tiene algunas cuestiones de filosofía, es más introspectivo y va hacia las condiciones sociales que nos atraviesan y que pareciera que son una dualidad: muy favorables y al mismo tiempo muy desfavorables. Parece que siempre está cerca un final, no sé qué tan probable, no sé el final de qué, pero así lo percibo.

Una casa de campaña, una fogata artificial y unas prendas colgadas en una rama en un salón blanco de la exposición Cómo podría saber que este sería mi destino de Raúl Rebolledo
Instalación "Cómo podría saber que este seria mi destino" de Raúl Rebolleda. Foto: Agustín Arce

He estado trabajando mucho con piezas que tienen que ver con señalamientos de la violencia en el país, con diferentes tipos de violencia, cuestiones que reflejan el poder. Conjuntando todo eso, si lo pudiera envolver o englobar en algo sería como en lo que es conocido como la edad de oro, o el momento más avanzado de una sociedad, pero que siempre en la mitología le sigue una catástrofe, siempre en el punto más alto de la sociedad es cuando se desmorona.

De alguna forma era plantear el momento en que nos encontramos, qué tan cerca estamos realmente de esa posibilidad. Como artista planteas preguntas, no respuestas. Es como una posibilidad de la imposibilidad. 

Yaheli Hernández: Hablas de algo que no sé si llamarlo futuro o destino, que siempre va hacia el fatalismo, o que está ahí y no podemos salir de él, como si fuera muy difícil pensar en otra salida que no sea fatal o terrible. Pero entonces por qué la exposición se llama ¿Cómo podría saber que este sería mi destino?, ¿por qué hay una duda en esta idea tan cerrada del fatalismo? 

RR: Al final creo que siempre nos aferramos a la esperanza, por más mal que estén las cosas, quieres pensar que habrá una mejoría. Sí existe hay fatalismo dentro de mi genética, pero al mismo tiempo quiero pensar que no. Llegar a estos lugares tan oscuros, tanto de manera personal como en sociedad, quisiera que no fuera así. Quisiera que ojalá esta luz blanca fuera la que predomina y no la roja, donde creo que nos encontramos. Por eso cuando llegas a este lugar, a pesar de todas las señales, te sorprende estar ahí.

YH: Ya sabemos lo que va a pasar, pero cuando pasa no deja de ser una sorpresa.

RR: Creo que es un autoengaño, pero también una herramienta de supervivencia. Como dice Slavoj Žižek: cuando ves la luz al final del túnel es porque viene otro tren.

YH: No porque hay una luz de salida. 

RR: Al final está el escenario de la nueva posibilidad. Después de tantas fatalidades, ¿cómo podría llegar el momento de un nuevo comienzo?

YH: Cuando hablabas de lo dorado, que usas latón en lugar de oro, me puse a pensar, viendo otras piezas, en esta materialidad que relaciona una cosa con la otra: el oro se puede relacionar con las balas, por ejemplo, o que lo dorado puede simbolizar la avaricia. 

RR: Tengo piezas que tienen que ver con balas y que incluso están bañadas en chapa de oro. Es más en referencia a cómo se ha vuelto una moneda de cambio. El poder que ejerce tener un armamento, el poder a través de la violencia como una manera de extorsión, de obtener dinero. O con el dinero puedes obtener ese poder. Es histórico que lo dorado siempre refleja opulencia, poder, bienestar, un montón de cosas aparentemente positivas, pero que siempre están ligadas a cuestiones negativas. 

 

Después de tantas fatalidades, ¿cómo podría llegar el momento de un nuevo comienzo?

Cómo podría saber que este sería mi destino, explicada por el Raúl Rebolledo

La exposición se puede vivir de esas dos maneras, si la ves de día o si la ves de noche. Con la luz roja se genera un ambiente muy sombrío, inquietante, siniestro, de película de terror. En la inauguración cerramos, prendimos la luz y todo fue de día otra vez. Cuando ves la exposición con esta luz natural, sientes hasta tranquilidad, parece una posibilidad para empezar. 

La casa es una representación de la sociedad. Está forrada de hoja de oro, que al final la hoja de oro carece de valor. Por un lado te protege pero por otro no te está protegiendo de nada, porque la casa de campaña es frágil. La cubierta en hoja de oro hace referencia a ello, también hace referencia al sistema monetario. 

Instalación de arte con una casa de campaña, fogata y prenda colgada en rama en habitación roja
Foto: Agustín Arce

La acompaña una bolsa para cadáver que también está forrada en hoja de oro. Hay un teléfono celular también haciendo referencia a todas las posibilidades que tenemos en la mano, toda la información a la que tenemos acceso de manera inmediata. Pero también hay entre comillas este apagón, entonces el teléfono se  vuelve nada, en un pisapapel, en algo solamente para mirar tu reflejo. Sí, tienes el mundo en la mano y al mismo tiempo sin conexión no tienes nada.

Casa de campaña con sleeping y un celular
Foto: Agustín Arce

Lo que temía, se ha vuelto realidad
2023
Casa de campaña y bolsa para cadáver cubiertas de hoja de oro
IPhone vaciado de latón
Medidas variables

Es una pieza medio arqueológica, como una reliquia que está dentro de la casa, que podría ser como la parte social de la instalación. Luego hay una parte espiritual que es donde Lorena Peña decía que es un hoyo negro, una fogata.  Al final las fogatas son un lugar de encuentro donde históricamente siempre se transmite la información a manera de rituales, de forma muy personal. Es el lugar en donde te podrías plantear si esto es un inicio o un final. 

Fogata artificial con carbón y un aro de luz rojo
Foto: Agustín Arce

Pensé que era el final
2023
Círculo de neón rojo
Carbón mineral
10 x 70 cm diámetro

En todas las culturas los dioses siempre son elementos naturales. Este elemento está representado en la cara feliz haciendo referencia al sol por lo dorado. Es de latón, utilizo mucho este material porque tiene características muy similares al oro pero no tiene ningún valor. Representa lo divino, pero al final lo único divino en este momento somos nosotros mismos, o como una cultura de adoración hacia nosotros mismos.

Esta adoración siempre te hace responder a las expectativas sociales o que se generan a través de terceros, y caemos en esa trampa del falso optimismo. Es muy difícil que te quites la máscara del optimismo o del bienestar porque eso deja de vender de alguna forma. El personaje que hemos creado de nosotros mismos tiene una tendencia clara a manifestar que todo está bien cuando en realidad no. Se vuelve entonces un culto, como el culto al cuerpo que empezó en los noventa o ahora el culto al bienestar, a la falsa idea de que siempre tenemos que estar bien. Por eso es la happy face, remite a algo a lo que aspiras.

Fogata artificial con carbón y un aro de luz rojo y una cara feliz de latón dorada al fondo
Foto: Agustín Arce

Mi dios es el sol
2023
Latón pulido espejo
60 cm diámetro

Luego están tres prendas que están patronadas con ropa mía, es ropa que generalmente utilizaría yo, pero estas están hechas con bolsa para cadáver o material de mortaja. Una playera, un pantalón y una chamarra o sobrecamisa. Están ahí colgadas, y como espectador no sabes si es porque se quedaron ahí y quien estuviera aquí se fue y va volver o están listas para cuando llegue. No sabes si se quedaron como un residuo o si están para utilizarse, no sabes si indican un final o un principio.

Después está un bosque que siempre es un lugar de refugio cuando ocurren tragedias en la cinematografía: huyes de la civilización para refugiarte en el campo, fuera de los centros urbanos. El bosque es un espacio donde podrías pensar que habrá recursos para sobrevivir. 

Tres prendas colgadas en una rama de un bosque
Foto: Agustín Arce

¿Quién se supone que soy?
2023
Rama seca
Chamarra, pantalón y playera a medida del artista hechas de mortaja
Medidas variables

Todo este lugar está atrapado en la vitrina de la exposición, que da la impresión de ser una escenografía, quizá hasta de película de bajo presupuesto por la luz roja. Parece que ves todo a través de una ventana, como un diorama donde no está el protagonista.  

 

Tres prendas que están patronadas con ropa mía, es ropa que generalmente utilizaría yo, pero estas están hechas con bolsa para cadáver o material de mortaja.

La curaduría de Cómo podría saber que este sería mi destino, a cargo de Miriam Hernández

Miriam Hernández se integró a Proyecto Caimán en 2023. Cuando ella ingresó, Raúl Rebollado ya tenía más o menos el programa del año armado. Él fue invitado y se le dio carta abierta para involucrarse un poco, y propuso dos exposiciones más además de las que Raúl Rabolledo ya tenía contempladas: La antigua mujer-piedra, de Mónica Figueroa, y Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, de Temoc Camacho.

YH: ¿Cómo fue tu experiencia con esas dos exposiciones?

MH: El trabajo de Mónica desde hace tiempo lo conocía y me gustaba mucho, tenía ganas de trabajar con ella. En ese momento, casi sin querer, se dio esta doble exposición que no tenía nada que ver una con la otra, pero que de alguna manera tenían un diálogo: la expo de Mónica era súper femenina, hablaba de un mundo femenino o feminista; en cambio, la expo de Temoc Camacho era sobre la masculinidad. Fue muy interesante también ver el trabajo de Temoc en formato galería, más formal, porque lo conocí desde el performance. 

Yo había estado trabajando con Raúl en su obra, ayudándole en algunas cosas de su producción y para la expo que tuvo en laNao en Ciudad de México. La idea que ahora es Cómo podría saber que este sería mi destino la teníamos hablada desde hace meses, la obra de Raúl, sus inquietudes y sus intereses.

RR: Para  la expo de laNao Fernanda Ramos, una curadora de CDMX, hizo el texto. Platicando con ella me pregunta: «¿Cómo llegaste a la selección de estas piezas?». Yo le contesté que lo estuve viendo con Miriam desde antes, a lo que ella respondió: «Entonces Miriam fue la curadora». Me pareció muy acertado de ella que hizo el texto reconocer eso, ahí dije: «Sí, la expo que sigue la voy a hacer en Guadalajara y he estado trabajando con Miriam»; evidentemente ella es la curadora. 

Hemos trabajado una curaduría de acompañamiento desde hace un año, desde que Miriam entró a Caimán. Esta muestra honestamente yo tenía dudas de si hacerla o no aquí, pero al final me decidí a sí hacerla porque termino el ciclo como director de Proyecto Caimán, entonces creo que ya no hay conflicto de intereses.

Mural pintura blanco y negro que representa un bosque
"El bosque es un espacio donde podrías pensar que habrá recursos para sobrevivir". Foto: Agustín Arce

Los días parecían saludarme con una sonrisa
2023
Mural, pintura vinílica negra
Medidas variables

MH:  En la primera parte del texto de sala escribí una especie de poema, como si hubiera sido escrito por el personaje que habita esta instalación, que podría o no ser el artista, o podría ser cualquier persona que se la apropie, o un personaje que habite este escenario.

De todo esto platicaba Raúl Rebolleda, pensando en quien habita el espacio casi de forma literal: esta edad de oro en un bosque sobreviviendo con los vestigios de su vida pasada, su celular, su ropa. En cómo se sentiría este personaje despertando todos los días en esta casa de campaña, en este bosque, viviendo esta realidad y qué es lo que siente. De eso va el poema en la primera parte del texto de sala.

Todos estos simbolismos de los que habla en su obra, son cosas que le interesan y le preocupan; pero también es cierto que vienen también desde algo muy personal, del miedo. Él habla del miedo, de la sociedad, de la violencia en México, quizá a la violencia, o a pensar que vamos a morir. 

RR: También son situaciones que interiorizamos todos, de alguna forma nos convertimos en el filtro de lo que acontece en la sociedad, porque la sociedad somos nosotros. Solo que la sociedad se ve como un ente, y al final cada uno lo vivimos de manera diferente, pero todos vivimos miedo, violencia, incertidumbre. Sí trataba de verlo de una manera muy general, pensando también que la gente lo interpretara con esa generalidad. 

Esa es la intención, que se sientan a lo mejor con esa misma angustia, y no trato de generar la angustia a la gente, sino que también se den cuenta de que hay algo dentro de nosotros que ya ha sido moldeado a través del miedo, de la angustia, de la incertidumbre, de un montón de cosas que probablemente como mecanismo de defensa no queremos ver, porque también no puedes estar todos los días pensando en estos miedos e incertidumbres, porque te vuelves inoperante. Por eso tanto el culto al optimismo, porque es una forma de aferrarte a una esperanza. 

 

 

No trato de generar la angustia a la gente, sino que también se den cuenta de que hay algo dentro de nosotros que ya ha sido moldeado a través del miedo, de la angustia, de la incertidumbre.

MH: Te sientes incómodo. Con el neón rojo no aguantas mucho ahí dentro. Hay un mood de que algo horrible está pasando y no sabes qué es pero te sientes mal. Era justo lo que queríamos que sucediera. 

De día es diferente pero también tiene que ver con lo mismo. De repente en esa oscuridad hay días en los que te sientes un poco mejor. La instalación de día o a la luz cambia muchísimo. Otra cosa que nos gustó, que nos parece interesante, es que en la noche no se ve el supuesto oro, porque la luz no te deja verlo. Estaba chido que la gente de día notaba otras cosas como el oro, porque en la noche solo se ve oscura la casa y ya. 

RR: Y rojo, como si fuera algo metálico rojo. Cuando ves la exposición con la luz del día, no parece el principio, sino algo posterior, lo siento yo. Como si el principio es la parte oscura y el siguiente capítulo es el día. 

Casa de campaña al fondo, con una fogata y en primer plano ropa colgada en rama en un cuarto de luz roja
"Con el neón rojo no aguantas mucho ahí dentro. Hay un mood de que algo horrible está pasando y no sabes qué es pero te sientes mal." Foto: Agustín Arce

Texto de sala de Cómo podría saber que esto es mi destino por Miriam Hernández

Me despierto esperando encontrar el coraje que me hizo falta la noche anterior, en un bosque que ruge con la oscuridad de la mañana (que quema)
Mi certidumbre se contiene en el nervio de una hoja (que encandila)

La soledad sería un privilegio, pero me acompaña mi hermano, que me sostiene con la fuerza de un animal herido que lucha
La soledad sería un privilegio, pero me acompaña mi hermana que cubre mi casa con su cuerpo para que no me moje la lluvia

Si mi dios es el sol; yo resido en la espesura
Si mi maestra es la luna; la noche será mi guía
¿Cómo podría saber que este sería mi destino?

Me despierta el crujido del viento helado que aún me permite jadear
Me despierta el ruido de un cierre arrastrándose por abrir mi puerta
En este universo la soledad sería un privilegio, pero me acompaña mi amiga, que duerme al margen, que me cuida en secreto

Si me detengo es porque me distrae lo prometido
Si me detengo es porque ha terminado mi vida como la conocía
He caído en días negros, descansando en el deseo
Soportar un hogar para soportarse a uno mismo

En Cómo podría saber que este sería mi destino, Raúl Rebolledo proyecta el escenario de una existencia imprevista donde el desarrollo se desvaneció junto con la civilización; un panorama post siniestro que se arrastra entre los restos de una era dorada. Una casa cubierta de oro es un vestigio de opulencia. La fachada testimonia la transición de un mundo de ostentación a uno de supervivencia y adaptación. Sin embargo, el oro ha perdido su valor, convirtiendo la residencia en un monumento a la obsolescencia del lujo material.

Las prendas suspendidas rígidamente de las ramas como figuras paralizadas por un ambiente hostil, confeccionadas bajo la transformación de un material funerario, representan una adaptación pragmática y, al mismo tiempo, un recordatorio palpable de la rugosidad del entorno. El símbolo de un sol carialegre, como intentando disipar la desolación con hipocresía que paradójicamente se erige como símbolo de lo sagrado, convirtiéndose en una especie de guía mística. Una fogata que resplandece en un círculo de intimidad, como un refugio de luz y ardor donde se contempla un lenguaje saciado de resistencia; como quien se enorgullece de su habilidad para sobrellevar la adversidad.