Jorge Méndez Blake es un artista de Guadalajara con una sólida trayectoria y reconocimiento internacional. Platiqué con él sobre Proscenios literarios, una exposición retrospectiva que recoge una selección de su trabajo de los últimos veinte años. En medio del fragor del montaje en el Museo Cabañas, un día antes de la apertura, hablamos sobre lo que significa para él hacer una retrospectiva ahora y qué trabajos forman parte de esta exposición.
Yaheli Hernández: ¿Por qué hacer una retrospectiva ahora?
Jorge Méndez Blake: Antes estaba en contra de las retrospectivas. Decía “no son para mí”. No son para cualquier artista, aunque hay artistas que sí les funciona muy bien hacer una. Está la mid career retrospective –retrospectiva de media carrera– y hay retrospectiva de final de carrera, que es ya final de tu vida.
La retrospectiva de media carrera es una cosa rara pero que funciona a veces muy bien. Aunque no hay una edad, se supone que ya existe un recorrido bastante considerable de carrera. Ya no eres una artista joven, ya dejaste de ser artista emergente desde hace muchos años, y con una retrospectiva haces un cierre de media carrera. No existe la retrospectiva de tres cuartos de carrera, haces esta y luego ya irás a otra en veinte años.
Amerika. Crédito: Jorge Méndez Blake
Y como te decía, a algunos artistas les funciona mejor que a otros. Yo he visto unas bastante exitosas. No es tan fácil, después de veinte años de trabajo hay una gran cantidad de obra, y con una retrospectiva puedes evaluar más fácil qué es lo que sobresalió y qué no, qué posición tienes ahorita. En mi caso, veinte años, tengo que evaluar muy bien qué es lo que voy a enseñar y qué no, y si le voy a dar sentido con lo que estoy haciendo ahorita. Luego, no sé, diez años los siento mil años, pero luego digo no es nada.
Para mí primero fue que no quería hacer una retrospectiva. Yo quería hacer una exposición de obra nueva, lo normal, lo que estoy acostumbrado a hacer. Con el tiempo me convencieron, y yo también me hice a la idea un poquito. Es un ejercicio bastante interesante, por ser muy personal, muy retrospectivo e introspectivo, porque te tienes que meter a todo, y porque al final todo lo conoces tú antes que nadie. Meterte al archivo, escoger las piezas, hacer una preselección, que luego ya con un curador se puede decidir cómo armar algo coherente. Toma tiempo, pero para mí fue muy interesante, y me gustó, así que me sentí bien. Luego no sabes si lo que estás haciendo está bien o no.
No es tan fácil, después de veinte años de trabajo hay una gran cantidad de obra, y con una retrospectiva puedes evaluar más fácil qué es lo que sobresalió y qué no, qué posición tienes ahorita.
YH: ¿Qué significado das a la palabra ‘proscenio’ para esta exposición?
JMB: Fue una propuesta de Víctor Palacios (curador en jefe del museo), que es a su vez una propuesta de la Secretaría de Cultura. Hay un par de cosas que son importantes en este trabajo, como la investigación del espacio, de ahí se desprende parte primordial de la exposición: las esculturas de teatros que están inspiradas en los teatros griegos, por allí empezó la búsqueda. El proscenio es este espacio intermedio en el teatro, entre los actores y el público, es ese intermedio lo que realmente creo que define la exposición.
Existe esta dicotomía entre arte y vida. ¿Dónde empieza la obra y dónde empiezas tú como espectador a meterte en la obra? ¿Dónde continúa? Este espacio donde pasa la obra es mutable, intermedio entre las dos cosas. Esta idea funciona muy bien como resumen de lo que hago yo, que es este intermedio entre disciplinas: entre literatura y arquitectura, arte y literatura, arte y arquitectura.
En esta exposición de repente ves una maqueta que podría ser un proyecto de arquitectura, o un poema que podría estar dentro de un libro. El proscenio funciona como una especie de resumen de todo esto, de este ámbito interdisciplinar, de alguna manera une todas las piezas.
Existe esta dicotomía entre arte y vida. ¿Dónde empieza la obra y dónde empiezas tú como espectador a meterte en la obra? ¿Dónde continúa? Este espacio donde pasa la obra es mutable, intermedio entre las dos cosas.
YH: Leyendo un poco sobre tus obras, veo que gran parte de tu trabajo está en las bibliotecas. ¿Consideras que una biblioteca también puede ser una pieza o un conjunto de?
JMB: Totalmente. Es una de las cosas que estaba pensando cuando estaba tratando de armar esta exposición. Al final es como si organizaras una exhibición de literatura, que es con lo que empieza la exposición. ¿Cómo declaras que esto es de esto y aquello es de aquello?, ¿cómo divides por épocas, por técnica, por tema, por A, por Q? Al final los libreros, estas formas de organización, son una especie de pequeñas exposiciones.
La biblioteca es uno de los temas importantes de reflexión en muchas de mis obras ya no tan recientes. Lo más reciente es el anfiteatro, una idea que es continuación de lo de la biblioteca, en cierta forma. Durante mucho tiempo hice proyectos de bibliotecas utópicas, bibliotecas monotemáticas, intervenciones en bibliotecas; proyectos de bibliotecas que usan el librero, como algunas de las maquetas que están en esta muestra, como una especie de elemento abstracto o constructivo del espacio. Para mí esos espacios de alguna forma pueden ser metáforas de cultura.
La biblioteca es uno de los temas importantes de reflexión en muchas de mis obras ya no tan recientes. Lo más reciente es el anfiteatro, una idea que es continuación de lo de la biblioteca, en cierta forma.
A los que están en esta exposición los denomino “bibliotecas abiertas”. La idea es que ya no sean bibliotecas en lugares cerrados, sino en espacios públicos: jardines, plazas, aunque no hay ninguna que realmente exista. Nada más la escultura pública aquí en Guadalajara, en Avenida México (Biblioteca vacía), que también está en esta muestra en una escala más pequeña. Al final para mí son un comentario sobre la cultura, el arte, sobre la literatura y sobre todo. Sin un significado último, sino más bien como una cosa muy abierta.
La biblioteca en mi trabajo fue evolucionando porque creo que todas las piezas al final son lo mismo. Es como decir tres cosas que te interesan y las mezclas por todos lados. Ahora a una biblioteca la llamo biblioteca completa, con puras formas de organización de trabajos literarios. Pero más allá de cómo nombras a un grupo de obras de un solo tipo, es más interesante cómo comienzas algo, o dónde está su principio, o hasta dónde termina tu trabajo como escritor. Me parece algo muy fuerte, el tiempo para mí es importante en mi trabajo, siempre está permeando en todo lo que hago. Me parece muy fuerte decir “pues ya, esta es la obra de un escritor, ya no hay ni un poema más. Esto fue lo que hizo”.
Durante mucho tiempo hice proyectos de bibliotecas utópicas, bibliotecas monotemáticas, intervenciones en bibliotecas; proyectos de bibliotecas que usan el librero, como algunas de las maquetas que están en esta muestra, como una especie de elemento abstracto o constructivo del espacio. Para mí esos espacios de alguna forma pueden ser metáforas de cultura.
YH: En la pieza La biblioteca de la exploración hablas de la búsqueda que hace un explorador para encontrar la Ciudad Z. La búsqueda, representada en la selva, ¿simboliza también la búsqueda del conocimiento?, ¿será que siempre la búsqueda es fútil?
JMB: Tengo una serie de dibujos que no están aquí que se llaman Toda escritura comienza en una selva, que es un dibujo sin terminar. El mural que está aquí en la esquina (Biblioteca Borges) es una pieza de 2009. Estos cuadritos de colores yo los veo como si fueran lomos de libros o cuartos en una construcción arquitectónica, pero al final son una cosa infinita: empieza con dos cositas y se va hacia arriba, la idea es que no tenga una medida específica. Se trata de una metáfora de lo infinita que puede ser una biblioteca, el conocimiento y la escritura.
Algo que me ha interesado mucho es estas cosas que parece que no vale la pena cuidar ni guardar porque no están terminadas y que siempre aparecen a la muerte de un escritor: los poemas inacabados o un manuscrito misterioso que tenía el editor guardado en un cajón. Me gusta el concepto de la obra inacabada, que a lo mejor el escritor no consideró que estuviera lista para publicarse o simplemente no tuvo la oportunidad de publicarla.
YH: Ahora que hablabas de esta pieza en la que también parece que los lomos se te van encima, estaba pensando en que la literatura se hace un monumento en tu trabajo, como los arquihaikús.
JMB: El monumento es un concepto interesante porque es un buen punto donde se combina arte, arquitectura y además historia. El monumento otra vez es lo mismo, algo que archivamos, algo que vale la pena recordar, como un evento o una persona.
He hecho muchos proyectos en monumentos de escritores, aunque creo que en Guadalajara no hay ninguno. Una vez hice una exposición que se llamaba “Poems and Monuments” hace como diez años, en donde los monumentos eran desde un dibujo hasta una construcción con ladrillos, de alguna forma muy espontáneos. Para esta exposición ya no entraron, pero están los anfiteatros.
YH: Para terminar, ¿podrías llamar a esta retrospectiva tu biblioteca lectora de los últimos 20 años?
JMB: Sí, claro que podemos llamarla así.
YH: ¿Me das permiso de llamarla así?
JMB: Claro (ríe). Me acuerdo de la época en que leía. Qué complicado es leer ¿no? Antes me encantaba poder estar todo un día leyendo, en la época que no había celulares que crearan distracción. Ahora estoy leyendo y me cuesta muchísimo trabajo, tengo que dejar el celular en otro lado, tengo que hacer toda una planificación porque si no ya se me fue la onda y no estoy metido realmente en lo que estoy leyendo. Luego me siento abrumado de todo lo que tengo de libros, tengo una biblioteca muy grande, cada año salgo de la FIL con sesenta libros.
Proscenios literarios de Jorge Méndez Blake en el Museo Cabañas
Del 18 de noviembre de 2023 al 12 de marzo de 2024. Salas 1-4 del Circuito Sur.
Museo Cabañas (C. Cabañas 8, Las Fresas, 44360 Guadalajara, Jalisco)