El 4 de mayo de 2023 Ave Barrera arribó a Guadalajara alrededor de las nueve de la mañana. Un colega y yo les esperábamos a ella y al ensayista Luigi Amara en el aeropuerto. Luigi tenía programado un desayuno, mientras que Ave tenía una agenda completa para ese día. 

Nuestra siguiente parada es en la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Guadalajara, donde Ave dará una charla a les estudiantes de la licenciatura en Letras Creativas. Tenemos veinte minutos antes de que inicie la charla. Caminamos por el centro universitario y yo elijo una banca, pero Ave mira más allá y se fija en un pedazo de pasto en la sombra. Nos sentamos.

Escritora Ave Barrera
Ave Barrera es escritora y editora. Es autora de Puertas demasiado Pequeñas y Restauración, así como de libros de cuentos. Crédito Michelle Vázquez.

Yaheli Hernández: Primero lo primero, ¿cómo empezaste a escribir? 

Ave Barrera: Empecé a escribir, yo creo que como muchas y muchos, primero leyendo mucho, encontrándome cosas…Me hacían leer un montón de tonterías religiosas. Pero fui encontrando que había otras lecturas de las que me podía apropiar y que podían ser alternativas a esas lecturas fastidiosas de imposición y de deber. 

Fue ir encontrando un espacio en la literatura, convertirla en un refugio para después ampliarlo y apropiármelo. Yo creo que la escritura es ese acto de apropiarnos de la palabra escrita y de las historias. Es ese afán de apropiarse de una historia, de una narrativa y de sentir que tienes una voz y algo con qué aportar, contribuir, dialogar con la realidad. 

Ahora lo veo en la distancia y quizá opté por la ficción literaria porque me doy cuenta de que es una manera, como un espejo, que nos permite proyectar de manera indirecta la realidad y también apropiarnos de ella

 

Yo creo que la escritura es ese acto de apropiarnos de la palabra escrita y de las historias. Es ese afán de apropiarse de una historia, de una narrativa y de sentir que tienes una voz y algo con qué aportar, contribuir, dialogar con la realidad. 

Ave Barrera

 

 

Y como muchos, empecé a leer cuentos de hadas. Yo quería escribir también mis propios cuentos y encontrar una voz, decir, ¡ay, puedo llegar a ser importante! ¡Puedo llegar a ser alguien! Puedo construir mi propia presencia en el mundo a partir de la escritura. 

Contribuyeron muchos aspectos. Contribuyó, en parte, que mi familia haya sido religiosa y que me hayan hecho aprender de memoria la Biblia de niña. Contribuyó muchísimo, creo, la presencia amorosísima de mi abuela paterna, que fue maestra rural. Para ella los libros eran todo. Eran la vida. Y ella daba la vida por la lectoescritura y por los libros. Me transmitió ese amor a la literatura, a las historias. Así fue el encuentro casual que tuve con el Llano en llamas. Lo he contado muchas veces, no sé si volver a contar el cuento.

YH: Yo no me lo sé, por si quieres contármelo. 

AB: Como ya he contado en otras ocasiones, había leído cuentos de hadas, y otras varias cosas, y quería conocer más y leer más. Buscando en el cuarto de los trebejos, me encontré entre unas cajas un librito, todo descuadernado y feo. Lo leí y dije, ¡guau!, yo quiero escribir esto, esto es lo que me representa, con esto me identifico. Sentí mucha afinidad por ese libro. No sabía que era el Llano en llamas y que Juan Rulfo era Juan Rulfo, porque ni siquiera había escuchado de él como escritor, y no tenía portada el libro, era nada más los interiores.

Así fue como escribí mi primer cuento, completamente rulfiano, y lo metí al concurso de FIL Joven. En ese concurso me seleccionaron. Ni siquiera gané, me dieron una mención honorífica. Pero para mí fue valiosísimo darme cuenta de que eso era escritura, que era un ejercicio válido y un oficio, y que podía, en algún plano del universo y los multiuniversos, llegar a ser escritora. Y me abrió todo un mundo, una posibilidad, que me ha traído hasta aquí, di el salto a ese portal mágico, y ahora estamos aquí. 

Escritora mexicana Ave Barrera
Ave Barrera fue editora de Almadía y actualmente edita la colección Vindictas de la UNAM. Crédito: Michelle Vázquez.

YH: Hace ratito que venías platicando con Luigi en el auto escuché de los años que estuviste en la Sierra de Oaxaca y de Almadía, ¿cómo fue esa experiencia? 

AB: Fue un largo camino, porque decir que comencé a escribir y seguí escribiendo es un poco falso y sería una elipsis imperdonable. Empecé a escribir, mandé este cuentito, me empecé a sentir escritora y a ir a talleres literarios de Guadalajara. Entonces yo muy muy dije: «bueno, como voy a optar por la literatura, pues voy a estudiar Letras«.

Entré a la carrera de Letras, y yo no sabía que Letras no era para formar escritores, porque en ese entonces no había esa mentalidad, ni siquiera había la opción de estudiar escritura creativa. En la época de nuestros padres, si querías escribir, estudiabas leyes, ¿no? porque era lo único que había en humanidades, y de ahí ya le hacías como podías para escribir. 

A mí ya me tocó la carrera de Letras, y dije: «claro, voy a estudiar literatura y voy a escribir como esos grandes escritores a los que admiro». Pero me pasó que al encontrarme con la academia y con el análisis literario y con la teoría literaria, quedé completamente petrificada. No esperaba ese trancazo. Fue así como: «¡ay, no, no puedo escribir!» Me alejé por completo de mi propia escritura por ese temor. De repente me di cuenta de que quería escribir y de todo lo que representaba, y me paralicé. 

Terminé la carrera, me fui a Oaxaca, y fue como un rodeo grande. Quería escribir, casillero número uno. Pero de ahí, así como en el juego de serpientes y escaleras, me metí a estudiar Letras y eso me alejó. De Letras, lo que más me interesó fue la edición.

Me fui a Oaxaca, hice una tesis sobre poesía en lenguas originarias, en zapoteco y en mazateco. Me fui de editora a Almadía, ese proyecto editorial muy lindo del que aprendí muchísimo, pero todo ese trabajo me seguía alejando de mi propia escritura. Y llegó el momento en que me di cuenta de que estaba haciendo todo por procrastinar el terror inmenso que me daba escribir y confrontar mi propia escritura.

Ave Barrera autora del libro Restauración
Ave Barrera durante su presentación en Capital Mundial del Libro 2023 en Guadalajara. Crédito Michelle Vázquez.

Me daba pánico, terror, y estaba completamente paralizada, pero no era capaz de reconocerlo. Hasta que sucedió la muerte de mi mamá, y con todo el duelo que representó su fallecimiento, me cayó el veinte. ¿Qué estás haciendo con tu vida, idiota? Si había optado por la escritura, tenía que dejar de procrastinarla, de postergarla. Me podía pasar toda la vida dando vueltas entre cursos o edición o festivales o gestión cultural o haciendo todas las cosas que están alrededor del mundo de la literatura, que son hermosas y que son actividades muy, muy satisfactorias, pero que no eran exactamente lo que yo quería. 

Yo lo que quería era escribir. Me decidí a escribir esta primera novela, Puertas Demasiado Pequeñas. Y me dieron el FONCA, así pude sostener la manutención esencial y terminar de escribir esa novela, que obtuvo el premio Sergio Galindo. Eso le dio un impulso a mi escritura.

Volví de nuevo a sentirme escritora desde otro lugar. Sí puedo ser escritora, pero además ya lo estoy haciendo. Ya sobre la práctica, no sobre una idealización temerosa. Y poco a poco fui agarrando confianza, trabajando muchísimo, leyendo, retrabajando y retrabajando la escritura. He ido forjando una trayectoria todavía muy verde, todavía muy iniciática. No termino de sentirme todavía una iniciada. 

 

Me fui de editora a Almadía, ese proyecto editorial muy lindo del que aprendí muchísimo, pero todo ese trabajo me seguía alejando de mi propia escritura. Y llegó el momento en que me di cuenta de que estaba haciendo todo por procrastinar el terror inmenso que me daba escribir y confrontar mi propia escritura.

Ave Barrera

Ave Barrera editora de Vindictas
Ave Barrera también ha creado libros de artista. Crédito Michelle Vázquez.

YH: Después de Puertas Demasiado Pequeñas, ¿qué escribiste? 

AB: Escribí varios cuentos. Estuve escribiendo los borradores para una novela que se quedó detenida porque llegó y rebasó por derecha Restauración. Y además escribí un proyecto de maestría. Después de la maestría terminé Restauración y ahí voy. Ya voy por la tercera, pero todavía no se publica. 

YH: ¿Cómo llegó Restauración

AB: Estaba escribiendo el borrador de una novela que ahorita estoy retomando, esa otra novela, y de repente fue tal cual. O sea, llegó, se impuso y dijo: «no, yo quiero que me escribas primero». Se marcó a sí misma como prioritaria. Y fue una novela que necesitaba escribir para poder atravesar todo el proceso personal que atravesé junto con esa novela.

La novela me acompañó en la toma de conciencia de las violencias de género, de mis propias violencias de género, internas, externas y de alrededor. Y de los procesos que yo misma tenía que elaborar con mi circunstancia y con mi vida y en diálogo con mis colegas para asumir una postura. Esa novela me acompañó en ese sentido y yo le estoy muy agradecida. También me ayudó a ser consciente de muchas otras cosas, como de estilo, de escritura, de plantearme cuál es la propuesta literaria en la que quiero trabajar o que quiero seguir explorando. 

 

La novela me acompañó en la toma de conciencia de las violencias de género, de mis propias violencias de género, internas, externas y de alrededor. Y de los procesos que yo misma tenía que elaborar con mi circunstancia y con mi vida y en diálogo con mis colegas para asumir una postura.

Ave Barrera sobre Restauración

YH: Al principio me contabas esto de no poder acceder a una formación, digamos, lineal para volverse escritora. A la luz de eso, ¿cómo eres tú profesora de narrativa?

AB: He dado clases de narración y he dado un montón de talleres. Y me gustaría hacerlo más, sobre todo en un sentido de asesoría uno a uno, personalizada. En todo este viaje he podido darme cuenta de que los talleres colectivos funcionan solo hasta cierto punto. Y he podido darme cuenta también de que la didáctica de la escritura sí es muy válida. Es una herramienta accesible para todos, pero no es una varita mágica que nos convierte en escritores. No funciona así.

Puedes estudiar absolutamente todas las técnicas, conocer todo lo que hay que saber sobre escritura para desarrollar un proyecto literario y aún así no darle vida a ese Frankenstein. La vida del Frankenstein depende, esa chispa vital, de lo que leemos y de dónde nos nutrimos y de dónde obtenemos esa gasolina literaria

A mí me gusta transmitir lo poco que he aprendido sobre técnicas narrativas y sobre desarrollo de proyectos, pero detrás de todo eso, el talento y la chispa vienen de la lectura y de la capacidad de nutrirnos y de absorber esa magia de otras obras. No hay escritura sin lectura. Eso sí es fundamental. 

 

La didáctica de la escritura sí es muy válida. Es una herramienta accesible para todos, pero no es una varita mágica que nos convierte en escritores. No funciona así.

Ave Barrera

YH: También estuve leyendo que has incursionado en los libros de artista. ¿Cómo es eso? 

AB: Sí, es mi veta de artista conceptual. Que ahí está, siempre la tengo y me encanta, pero luego me clavo en proyectos muy absorbentes y no puedo hacer todo lo que quisiera. Pero me gusta mucho el libro de artista como una alternativa para dar lugar a proyectos inclasificables que exigen un formato distinto, una materialidad distinta, un contacto con los lectores, espectadores, mucho más táctil, físico, espacial, porque te habrás dado cuenta quizá que estoy muy clavada con el rollo del espacio y la materia. 

Todo lo que escribo tiene que ver con lugares, las casas de mis novelas, los espacios en donde se ejecuta la acción y los procesos materiales. José Federico Burgos ahí se la pasa, machacando los pigmentos y poniendo pinturitas y todos estos procesos materiales. Creo que el libro de artista lo que hace es un poco abrazar esas necesidades, esas obsesiones que tengo y darles una salida distinta. No he encontrado hasta el momento una salida más viable. Vaya, nunca nadie me ha dado una beca para hacer un libro de artista.

Ave Barrera editora
Ave Barrera ha sido gestora cultural y editora. Crédito Michelle Vázquez.

Fuera de 21.000 princesas, que como libro de artista funcionó muy bien y obtuvo el Premio Lía 2015, no he podido darle seguimiento a esa otra veta creativa. Lo hago cada que puedo, cada que tengo la inquietud y como macramé y como una cuestión personal, pero no he encontrado la manera de darle difusión. También tengo ahí guardados unos 5 o 6 libros de artista que nunca he dado a conocer y que están en una caja. No he encontrado la manera de difundirlos y de decir: «oigan, hola, yo soy autora de libros de artista, miren mi trabajo». Porque estoy muy ocupada con las novelas. 

YH: Ojalá podamos conocerlos pronto. 

AB: Veremos una forma. El libro de artista es un producto cultural muy difícil de divulgar, de difundir, porque tienes que entrar en contacto con la materialidad, es decir, tienes que verlo, tocarlo, estar en el momento, tenerlo entre tus manos y tener una experiencia con él. ¿Cómo le haces si mi libro está guardado allá en una bodega y dónde lo colocas para que tenga ese contacto con los espectadores, lectores y que no se maltrate? Entonces es un producto raro. Es una rara avis de las artes literario-plásticas. 

YH: Sí, también estaba pensando en eso, que una nunca es artista de una sola disciplina, creo que eso es imposible. 

AB: Ay no, qué aburrido. Los hombres blancos heteronormados son los únicos que piensan que la literatura sólo es literatura y que no puedes hacer otra cosa. Pero en realidad, cuando nos salimos de ese casillero espantoso y aburrido del librero forrado de caoba y de los libros encuadernados en piel, nos damos cuenta de que la literatura dialoga e interactúa con todo el mundo de manera dinámica y súper bonita: con la cocina, con las lenguas maternas, con las ciencias, con todas las inquietudes y con todos los oficios y con todas las tareas.

Es algo dinámico, lábil, que se presta para ir y venir en muchos formatos, no nada más en libros, en fanzines, en la tradición oral, en los relatos que nos vamos contando de aquí para allá, en plataformas digitales. Es amplísimo, es todo. 

 

La literatura dialoga e interactúa con todo el mundo de manera dinámica y súper bonita: con la cocina, con las lenguas maternas, con las ciencias, con todas las inquietudes y con todos los oficios y con todas las tareas. Es algo dinámico, lábil, que se presta para ir y venir en muchos formatos, no nada más en libros, en fanzines, en la tradición oral, en los relatos que nos vamos contando de aquí para allá, en plataformas digitales.

Ave Barrera

 

YH: Cuéntame de Vindictas, ¿cómo es ese proyecto? 

AB: Vindictas es una colección de la Dirección General de Publicaciones de la UNAM que se dedica al rescate de escritoras que fueron silenciadas por el canon. Son latinoamericanas, literatura escrita en español. Bueno, ya tenemos una autora portuguesa, es un territorio cultural más que un territorio lingüístico o un territorio geográfico, es el que tenemos más cercano: Latinoamérica, Hispanoamérica, etc. Su objetivo es darle un espacio y difusión a obras que son, por su calidad literaria, imprescindibles para el canon, y que el canon no obstante relegó por el hecho de que sus autoras eran mujeres. 

YH: ¿Qué te has encontrado ahí? ¿Cuáles han sido tus hallazgos favoritos? 

AB: Hay obras monumentales, por ejemplo, yo no tenía la idea de la existencia de una autora como la China Mendoza, con una capacidad de subvertir el lenguaje increíble, y un barroco que sí te deja así de guau, el español completamente subvertido, con unos juegos de lenguaje perfectamente bien articulados, en un barroco, barroco, barroco. Y el planteamiento de un personaje que le da tres vueltas a Santa, de Gamboa, porque es un personaje que vive su sexualidad de manera libre, que además es una hija de la chingada que hace lo que quiere con su vida, y en apariencia, sin consecuencias. 

La literatura romántica nos enseñó que tener libertad como mujeres, o cualquier transgresión, tenía consecuencias fatales sí o sí. Y Ausencia (personaje de la novela) no paga esas consecuencias. Las consecuencias que paga son mucho más profundas, filosóficas, existenciales. Está padrísima la manera en la que lo plantea la China Mendoza, pero no es este aleccionamiento moralino de que si eres libre y ejerces tu voluntad como mujer, te va a ir mal en la vida. 

Cada una de las novelas publicadas en esta colección han sido hallazgos increíbles. Me hubiera gustado lograr la publicación de muchas otras obras que me parecían indispensables, pero por desgracia los presupuestos son muy limitados. Pero entre las que sí logramos publicar, cada una de ellas es una joya. El diario del dolor de María Luisa Puga es una verdadera joya, es uno de los libros más humanos y más estremecedores que he leído, y además escrito con un sentido del humor y con una capacidad de reírse de sí misma, o de verse a sí misma de una manera fuera de la tragedia, no hacer tragedia y de buscar alternativas al dolor. 

Colección Vindictas de la UNAM
La colección Vindictas busca rescatar autoras latinoamericanas del siglo pasado. Ave Barrera es editora de la colección.

Tita Valencia es de una poesía impresionante también, con cada una exagero y digo que son lo máximo, y sí lo son porque son tan diversas en sus voces, no tienen nada que ver una con otra, son completamente distintas, sus propuestas literarias son dispares por completo, como quien dice lo diferente que es el verde del amarillo, pero forman parte de una gama riquísima, muy muy diversa, que si nos vamos a la contraparte, al boom literario, vemos todo lo contrario, vemos una gama mucho más monocroma.

Hay obras que destacan, pero por lo general se parecen mucho entre sí las propuestas, y acá lo que ves es una diversidad y una riqueza y una capacidad de riesgo, que a mí me parece uno de los valores literarios más destacables, qué tanto te arriesgas a salir o escaparte de lo establecido. 

 

Acá lo que ves es una diversidad y una riqueza y una capacidad de riesgo, que a mí me parece uno de los valores literarios más destacables, qué tanto te arriesgas a salir o escaparte de lo establecido. 

Ave Barrera sobre la colección Vindictas

YH: ¿Se puede consultar la colección? 

AB: Sí, por completo, está disponible en Libros UNAM. Se puede descargar, los libros están a la venta en formato ebook, son libros muy accesibles, también están en papel en muchas librerías, y vale la pena porque son libros muy bonitos. 

YH: Me encantaría conocerlos. Bueno, y ya nada más por último, yo siempre quiero saber, mi afán de chisme, ¿qué estás leyendo? 

AB: Mira, como editora tengo que leer un montón de manuscritos, ahorita está justo por salir uno en Vindictas, yo creo que ya podemos dar la primicia: se va a publicar la primera novela de Carolina María de Jesús, que es una mujer que vivió en las favelas y que leía todo lo que se encontraba en los papeles de la basura, tuvo dos años de escolaridad, y ella eligió vivir de manera libre, sin depender de un hombre, y vivió su maternidad también de manera libre. Ella se hacía cargo de sus hijos siendo pepenadora. 

Vivió la escritura, la maternidad, siendo pepenadora y viviendo en la favela. Su novela representa la vida de la favela y las dificultades para llevar comida a la mesa cada día, el agua y los recursos. Es un texto absolutamente estremecedor, pero no nos gusta, bueno a mí no me gusta la idea de quedarme nada más en la nota amarillista de «wow, cómo sufrió esta mujer que vivía en las favelas, no».

A partir de ahí, ella creó una poética genuina, creó un lenguaje propio a partir de lo que leía en los periódicos y en las revistas que se encontraba, adoptaba palabras, si tú quieres así como palabras domingueras, que usaba a su modo, y fue creando como todo un sistema propio, muy particular. Una manera distinta de entender la narrativa y el lenguaje.

Ahorita estoy clavadísima con ella, trabajando con su libro, pero, ¿qué estoy leyendo por gusto? Estoy leyendo y releyendo y disfrutando y marcando cada una de las líneas de El feminismo bastardo de María Galindo, es uno de los libros que me han acompañado más de cerca en esta etapa de mi vida, y lo estoy leyendo con muchísimo cariño, porque me siento identificada con cada párrafo, es así de: «sí, soy yo, sí, por favor, sí, ¿dónde firmo?»

María Galindo ha sido uno de los más grandes hallazgos para mí en estos tiempos, entre otras lecturas recientes, está Daniela Tarazona, con La Isla Partida, está también Cristina Bendek con Los Cristales de la Sal, y está Juhani Pallasmaa, que tiene un ensayo llamado Los ojos de la piel, es un arquitecto y teórico que hace una crítica al ocularcentrismo en la arquitectura, que estos edificios que vemos, sí, son muy bonitos, y visualmente son muy impresionantes, pero a la experiencia es sensorial o multisensorial no nos aporta nada:  llegamos y nos da calor, nos da frío, nos del aire, no nos sentimos abrazados por el edificio, no tenemos una experiencia de dimensión humana, y la crítica de Pallasmaa es un libro también bellísimo, por supuesto que es mi obsesión, quiero llevar eso a la literatura, por eso lo estoy leyendo con tanto cariño. 

¿Quién es Ave Barrera?

Ave Barrera es originaria de Guadalajara, pero desde hace bastantes años reside en el Estado de México, cerca del Picacho. Es escritora y ha publicado dos novelas: Restauración y Puerta demasiado pequeñas, además de otros libros de cuentos. Coordina el proyecto Vindictas, una iniciativa surgida desde la Coordinación de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México, que busca visibilizar a escritoras del siglo pasado que quedaron relegadas en las sombras.