Antes de empezar a comentar sobre Killers of the Flower Moon o Los Asesinos de la Luna (como más les guste a mis estimadxs lectores, yo soy un amante del español y de las traducciones feas de las películas extranjeras a nuestro idioma), me gustaría agregar un poco de contexto. Si no sabes de qué va, lo explico en pocas líneas. La tribu Osage, pueblo originario de Estados Unidos, descubre yacimientos de petróleo y se vuelven ricos allá por los años veinte del siglo pasado. Los gringos blancos, atraídos por el oro negro, conviven con este pueblo hasta que empiezan a suceder una serie de asesinatos a esta comunidad. De eso va la historia.

 

Hubo muchos reclamos sobre esta (como la de la actriz Devery Jacobs) ya que se enfocó más en la perspectiva de las personas blancas, haciendo ver a los indígenas solo como víctimas. O sea que no les dieron tanta voz y sus personajes son un poco planos —argumentan—, además de que muestra en gran parte la perspectiva de estos hombres blancos en este conflicto. Ese es el reclamo, a pesar de que Scorsese (o su equipo, mejor dicho) estuvo asesorado por miembros actuales de los Osage.

En todo lo anterior, yo estoy de acuerdo. Nada más que agregar. Sin embargo, era (es) obvio que se iban a centrar en los personajes blancos. Apple TV y Paramount, empresas que financiaron el proyecto, no lo iban a hacer si su película se centraba en la nación Osage. De hecho Paramount suspendió la financiación cuando Scorsese tuvo que cambiar una parte del guión por estas mismas cuestiones de desblanquear la película. Estas compañías devoradoras de dólares quieren ver recuperada su inversión y todos sabemos que al mercado estadounidense y su industria cinematográfica solo les importa su visión de la vida, su historia, sus actores blancos y hermosos.

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Esta es la perspectiva de hombre blanco que le recriminan a la historia

Dejando de lado todo eso, Scorsese volvió a hacer una película al más alto nivel de su carrera. No hay respiro. Sé que hay un trasfondo muy complejo sobre esta historia, sin embargo esto queda de lado para las miles de personas que solo quieren ir al cine y ver una buena historia. Y si algo ha demostrado Martin (para los compas), es que es un gran contador de historias. Pasó lo mismo con Apocalipsis Now, de Francis Ford Coppola: gran película, grandes escenas, impresionantes visuales, pero deja ver a los vietnamitas como salvajes.

En un mundo lleno de problemas, a veces solo quieres sentarte a ver una película que te haga olvidar lo cruel que es la vida, en vez de problematizar a profundidad lo que no representa, lo que dejó afuera, lo que muestra o deja de mostrar; a veces solo quieres llegar al cine o tu casa, comer basura procesada y olvidar un poco tu trabajo donde te explotan, el camión lleno, que te mojaste o casi te asaltan y olvidar miles de noticias sobre lo mal que está tu ciudad, tu país, tan solo por un momento, una tregua. Los Asesinos de la Luna es esa opción.

 

De hecho Paramount suspendió la financiación cuando Scorsese tuvo que cambiar una parte del guión por estas mismas cuestiones de desblanquear la película.

 

Cualquiera que se adentre a esta historia quedará cautivado sobre cómo todo se empieza a enredar y quiere saber qué más va a ocurrir. Leonardo DiCaprio y Robert DeNiro interpretan a los personajes principales Ernest Burkhart y William Hale (el tío Hale) . A pesar de que los has visto cientos de veces, te preguntas cómo esas personas pueden ser demasiadas personas a la vez, y la actriz Lily Gladstone que interpreta Mollie Burkhartque, la otra protagonista, hace un actuación tan perfecta que no dudo que le den premios por racimos.

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Mollie Burkhartque, William Hale y Ernest Burkhart, los protagonistas de Los Asesinos de la Luna

 

Los Asesinos de la Luna se ubica al nivel de las grandes narrativas de Scorsese como Goodfellas o Casino. Para terminar quiero resaltar la postura de Scorsese sobre la duración. Son casi cuatro horas. Hoy en día, nadie financia una película de esa duración. Dos horas a lo mucho, porque el público se aburre. Pero Martin Scorsese se ha ganado su lugar. Él necesita ese tiempo para desarrollar toda la trama de sus historias (Lo demostró en El Irlándes). Se ha ganado ese privilegio.

Impone al espectador, ese ser contemporáneo que está condicionado a que su rango de atención sea de segundos por culpa de Tik Tok y las redes sociales, etcétera; quiere que este vea, se emocione, llore y se conmueva con esta historia que pasa volando. Para lograrlo, sabe, necesitas cocinar la historia. Cada escena de este film es un viaje al pasado, desde las cucharas con las que comen, las tradiciones de los Osange, su lenguaje, hasta las gafas del tío Hale cuando va en su carro antiguo.

 

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El arte de Los Asesinos de la Luna es impecable.

Scorsese reconoce que en cualquier momento puede morir, que son cosas que le pasan a personas de su edad, dice. Su vida actual es la de un hombre hogareño que cuida a su esposa enferma y que se la pasa la mayoría del tiempo solo. Forma parte de los últimos vestigios de un tipo de cine que está muriendo. Esa época cuando a la gente realmente le importaba ir al cine y maravillarse con películas espectaculares. Él quiere rodar un par de películas más. Cuántas cosas tenemos que aprender del maestro. Probablemente sea de las últimas veces que puedas disfrutar de una película así en una sala de cine. No la desaproveches.

 

A veces solo quieres llegar al cine o tu casa, comer basura procesada y olvidar un poco tu trabajo donde te explotan, el camión lleno, que te mojaste o casi te asaltan y olvidar miles de noticias sobre lo mal que está tu ciudad, tu país, tan solo por un momento, una tregua. Los Asesinos de la Luna es esa opción