Cuando una presentación musical está proyectada como una ceremonia, todos los asistentes no solo son espectadores sino también participantes. Así fue como todos los que asistimos a ver a PHI formamos parte de ese ritual donde la música fue un instrumento más que se unía al barro, al cacao y al copal como estimulantes sensoriales en ese trance, como una ceremonia.  Como lo comentó en la entrevista que nos dio hace unas semanas: 

 

Mi intención es esa, que sea más interactivo de cierta manera, y que te nutra en otros niveles también. Inevitablemente he llevado la música hacia esta cuestión más terapéutica, así como esta parte del autoconocimiento, de desarrollo de la conciencia, de la contemplación, de la introspección, entonces en este evento, esa es la idea, es llevarte a esa experiencia con eso, sumando la música obviamente, a la par de que estás tomando el cacao, de que tienes esta cataplasma, que es un abrazo y símbolo de la tierra también, con el agua que genera la cataplasma.

Luis Villalobos sobre el concierto de PHI

 

Esta redacción no pudo asistir desde el principio a esta ceremonia (llamémosla así desde ahora), pero alcanzó a vivir gran parte de la presentación. Un público está comprometido en la experiencia cuando sientes que estás invadiendo un espacio íntimo al traspasar la línea que divide la zona de la presentación y el mundo real, como nos ocurrió al llegar. En ese momento Luis (líder de PHI y voz) ya no era Luis, sino una canción, música, vibraciones

No es de sorprendernos lo que dijo Luis después de este concierto, que donde más le gustaba tocar era en ceremonias, donde el músico desaparece y los oyentes se concentran en lo que su sentido auditivo les proporciona en ese momento, concentrados en sí mismos. Una decena de personas fuimos los afortunados en vivir esta experiencia. Si no has escuchado PHI, te darás cuenta de lo introspectivo que pueden llegar a ser sus sonidos, sus acordes y su voz, influenciado por el misticismo y la repetición del mantra. Abigail y José Luis, los otros dos integrantes, fusionaban su sonido a lo que emanaba Luis de sus cuerdas vocales y guitarra. 

Sintetizadores, tambores y el fagot el silbato del diablo ayudaban a adentrarte en este lugar seguro, dispuesto para que pudieras sentirte vulnerable, reflexivo y cerrar los ojos para adentrarte en tus pensamientos y tu ser.  Entonces, cuando entrabas en armonía con lo que sucedía a tu alrededor, lo que escuchabas y sentías, podrías llegar a entender la música como elemento de una experiencia ritual, intencional y con un fin cercano a lo terapéutico y que propicia la introspección más que las reacciones físicas asociadas comúnmente a la música en vivo (bailar, gritar, cantar, hasta dar golpes); una atmósfera premeditada y pensada para que el oyente estuviera inmerso en este ritual auditivo, donde PHI solo era un canal que conectaba a las personas con su interior.

Fotos: Alfredo Ávila

No tengo el dato de cuántas canciones tocó PHI, ni tampoco importaba mucho en ese momento cuando ya estabas totalmente inmerso en el performance. Tocaron canciones de su único álbum, Primigenio, pero también algunos covers y, tal como Luis adelantó en la entrevista, también algunas nuevas. Nos pareció bastante bien lograda la evolución del proyecto hasta la fecha. De ser un ensamble numeroso que echaba mano de muchos recursos instrumentales a ser un grupo bastante más pequeño sin realmente perder fuerza en el escenario (en el caso de este, uno figurativo). 

Al final, hubo un diálogo entre la banda y los asistentes, donde todos pudimos compartir lo que acabábamos de vivir y externar lo que sentimos. Ellos, los músicos, también participaron.

Como comentario final de esta crónica, queremos señalar que resulta complicado llevar esta presentación a un escenario con un público amplio, su propia naturaleza de ceremonia íntima no es compatible con la forma en que se presentan la mayoría de proyectos musicales.

Un apunte que dio Luis y vale la pena resaltar es que el rol actual de la música en vivo es eminentemente un entretenimiento, algo que contrasta con esta noción que él tiene de su proyecto. Cada vez me siento más alejado de la escena local , dijo, y también la escena local está más alejada de mí. Sin embargo, él no quiere abandonar por completo el escenario. Piensa adaptar este proyecto musical a algo más convencional para poder exponerlo en festivales. Pronto saldrá su segundo disco y estaremos atentos a estos talentosos músicos mexicanos.

 

Cada vez me siento más alejado de la escena local, y también la escena local está más alejada de mí.

Luis Villalobos, PHI