A todos nos sorprendió cuando la cuenta oficial de Instagram de Low Roar, el proyecto musical del compositor Ryan Karazija, anunció el inesperado fallecimiento de su líder. Era 29 de octubre de 2022. Ryan Karazija tenía entonces cuarenta años. La noticia se replicó tanto en redes como en medios especializados. Hideo Kojima, el reconocido diseñador de videojuegos, subió un post a Twitter entristecido por la noticia.
¿Qué fue lo que ocurrió?, nos preguntamos tal vez un pequeño grupo de personas diseminados por todo el mundo. Yo no conocí, como muchos fans, a Low Roar por la banda sonora del videojuego Death Stranding, que Ryan Karazija participó en 2019.
Yo lo conocí cuando realizó una pequeña gira por México en el 2020. En específico, cuando vino al Estudio Diana, en Guadalajara, el 17 de enero de 2020. Esa gira se realizó gracias a la pasión de una disquera independiente mexicana, Pedro y El Lobo, que publicó, en México y Latinoamérica, los álbumes de Low Roar Once in a long, long while, Ross, Maybe tomorrow y el EP Inure, además de que produjeron el video de la canción “Bones”. Y es gracias a ellos por lo que pudimos conocer más de Ryan Karazija.
Diego Morales, representante de la disquera y amigo personal de Ryan (como él lo llama), no sólo respondió a algunas dudas concretas, sino que nos amplió el panorama sobre los orígenes de Low Roar, sus discos, la personalidad de Ryan Karazija y sus últimos días.
Low Roar: el proyecto personal de Ryan Karazija
¿Qué era Low Roar? ¿Una banda o un proyecto en solitario? Low Roar publicó cinco álbumes: Low Roar (2011), 0 (2014), Once in a long, long while… (2017), Ross (2019) y Maybe Tomorrow... (2021). Si nos ponemos a indagar en lo que encontramos, vemos que en estos discos participaron, además de Ryan Karazija, los músicos Alton San Giovanni, David Lloyd Knight y el productor Andrew Scheps.
Superficialmente es lo que cualquiera percibe y descubre en internet. Pero no hay nada más alejado de la realidad, como explica Diego Morales: “Low Roar era una banda muy rara porque en realidad fue muchas bandas y nunca fue del todo una banda”.
El proyecto de Low Roar nació en Reykjavik, Islandia. A pesar de que Ryan Karazija era originario de California, su esposa, en ese entonces, era islandesa, por lo que vivía allá en un pequeño departamento. En ese contexto es que Ryan escribió las canciones de su primer álbum homónimo Low Roar en 2011. Desde ese disco, ya estaba involucrado Andrew Scheps, un productor con una gran carrera en el medio, quien incluso ha trabajado con bandas como Red Hot Chili Peppers.
“Andrew siempre vio una flama y un gran talento que quiso apoyar y nutrir”, menciona Diego Morales. Para eso formó una disquera, Tone Quake, que “literalmente solo existía para darle salida a Low Roar”.
Llegamos a 2014. Ryan Karazija en ese tiempo estaba en la composición de 0, su segundo disco. Pero ya no estaba solo. “Logi Guðmundsson y Leifur Björnsson, dos músicos islandeses, le ayudaron a Ryan a darle un nuevo estilo electrónico al proyecto. Juntos dieron giras y shows”, dice Diego Morales. Low Roar ya estaba muy presente en Islandia. “Para mí eso es lo más cerca que Low Roar siempre estuvo de ser una banda, esa alineación”. También entraba en escena Mike Lindsay, como arreglista y productor.
Pasó el tiempo. Ryan Karazija no tenía una residencia fija. En esa época los músicos islandeses ya no formaban parte del proyecto. Ryan Karazija grabó partes de su tercer álbum Once in a long, long while... en México (con Pedro y el Lobo), Londres y lo terminó en Galés. Para la gira de ese álbum, necesitaba músicos. Es cuando entran en escena David Lloyd Knight y Alton San Giovanni.
David Lloyd, nos cuenta Diego Morales, era amigo íntimo de Ryan y fue alguien con quien creció, mientras que Alton audicionó para la gira y les gustó su trabajo y se quedó. Ellos serían otra versión de la banda, pero que solo tocaba en presentaciones en vivo. “Ellos nunca tuvieron este rol de una banda que está activamente involucrada en la composición”.
En todo ese tiempo y en los discos posteriores siempre estuvieron presentes al fondo Andrew Scheps y Mike Lindsay. “Ryan escribe una canción y se la sabe en la guitarra y tiene más o menos las ideas de los arreglos que quiere hacer, pero el cómo termina sonando en el disco, ahí tiene que ver mucho el trabajo también de Mike”.
Para los últimos dos álbumes, Ross y Maybe tomorrow, Ryan Karazija empezó a incluirlos en los créditos. Como la imagen del proyecto. Transmitir que, a pesar de que era su proyecto personal, el sonido era producto de ellos tres. Por todo lo anterior es tan difícil definir a Low Roar como una banda. Era el proyecto íntimo de Ryan Karazija que nació en la cocina de un departamento en uno de los confines del mundo.
“Cuando un proyecto es tan personal para alguien, en el que en el fondo siempre sabes que aunque durante un rato es una banda, al final el proyecto le pertenece y no existiría si no estuviera esta persona, ¿no? Y, bueno, eso era Ryan”
El inesperado deceso de Ryan Karazija
Era 4 de julio de 2021. Acaba de salir “Everything to lose“, el primer adelanto del nuevo álbum de Low Roar, Maybe tomorrow. Aproximadamente dos meses después sería su lanzamiento. Maybe tomorrow se estrenó el 30 de junio. El álbum causó mucha expectativa. Esa es la escena que todos los fans tenemos grabadas: Low Roar acaba de publicar un gran disco, las nuevas creaciones de Ryan Karazija. Gente compartiéndolas.
El 6 de mayo de 2022 anuncian su gira europea en un cartel en su cuenta de Instagram, donde conocimos que su primer concierto sería el 10 de octubre en París y terminaría el 23 de noviembre de 2022. En septiembre del mismo año, un mes antes del inicio de la gira, promotoras empiezan a anunciar sobre la cancelación. ¿Qué ocurrió? Este es el mensaje de la banda que compartieron:
“Debido a circunstancias imprevistas, tendremos que cancelar este tour. La vida funciona de maneras misteriosas. Los amamos y lo sentimos mucho. Pero una nota positiva es que el nuevo disco está empezando a mezclarse. Gracias por todo el apoyo”.
Esa era nuestra escena: Low Roar canceló su gira, pero saldrá un nuevo disco. Así hay veces. Unos años estás bloqueado y de repente surgen todas las ideas. Es un momento prolijo de Ryan Karazija, pensé o pensamos. Incluso era alguien activo en Instagram, donde compartía su proceso creativo de Low Roar con fotos de apuntes o sus lives donde tocaba una o dos canciones.
El 5 de octubre subió (o su equipo subió) promocionales de Maybe tomorrow. Pero, homologando a Diego Morales, la vida es culerísima. El 29 de octubre de 2022 vemos que la cuenta de Low Row sube un video a Instagram con dos mensajes. Un copy out igual. Ryan Karazija ha fallecido. Cientos de mensajes empiezan a aparecer tanto en esa red social como en Twitter. ¿Qué pasó?, nos preguntamos de nuevo. Para mí y varias personas fue tan inesperado debido a lo relatado anteriormente.
Voy a tratar de expresar lo que sentí. Sentí tristeza como todas las personas cuando fallece un artista, un ídolo, un guía o un alma con la que congenias a través de ese medio extraño que es el arte. En ese momento, sabes que se pierde el artista a través de su persona. No importa que no lo conozcas, ni que no lo hayas visto en la vida. Ni que no conocieras cómo era en el día a día; si era de los que dejaba la cocina sucia o dejaba morir a sus plantas. Pero pierdes ese espacio en común con el que te comunicabas con él y él contigo: toda creación es un puente.
Queda ahí ese espacio por siempre porque la reproducción en este mundo aquí queda, pero el puente se ha roto y en los límites del lugar común entre el artista y una persona hay un vacío. En ese momento es un fantasma a quien escuchas, a quien ves en un video o en una tela o una coreografía que se repite y se repite.
El vínculo no se rompe, pero las obras que se quedaron adquieren una capa indestructible, una inmortalidad, pero sabes que ya hay una finitud. Ahora sí, piensas, es imposible que lo conozca o lo vea de nuevo. Que descubra algo nuevo de él o ella. Así que no imaginarán lo que yo y tantos otros sentimos.
¿Qué pasó?, seguimos preguntando semanas, meses, un año. Fue lo mismo que le pregunté a Diego Morales. Y aunque recibí de él desconfianza y un poco de reticencia al principio, comprendió que esa interrogante está ahí flotando para muchas personas que no tenemos oportunidad de saber más allá de lo que se especula.
“Yo la última vez que hablé con Ryan debe haber sido como un par de meses antes. A nosotros (la disquera) nos avisó un amigo, o sea, uno de los amigos de Ryan que nos conocía muy bien y con el que habíamos viajado. Nosotros estábamos en Querétaro haciendo un show de Hearing Aid Beige, otra banda de la disquera. Obviamente supimos antes de que se publicara en redes.”
El mensaje de Instagram mencionaba que por respeto a su familia, no se compartirían más detalles. Diego Morales nos cuenta que Ryan Karazija siempre mantuvo mucho su vida privada, en eso, privada. “A él le gustaba que fuera de esa forma”. Solo se comunicaba en ese mensaje que Ryan tuvo complicaciones por neumonía.
“Ryan se empezó a sentir mal y en poco tiempo la enfermedad se complicó. Fue muy rápido. Yo no conozco muchos detalles de la causa, más allá de lo que nos contaron. Al final del día, la vida es culerísima, y estas cosas pasan”.
El legado musical y personal de Ryan Karazija
Hay que recordar que Ryan Karazija lideró una primera banda, Audrye Sessions, de 2002 a 2010, la cual era más indie rock. Un sonido muy diferente a Low Roar. Sin embargo dejó ese proyecto. Un año después, el 1 de noviembre de 2011 Low Roar saca su primer disco, el cual es homónimo: se llamó Low Roar. Esa es su nueva carta de presentación.
Andrew Scheps estuvo detrás como productor, como mencionamos. Ryan Karazija, como ya lo contamos, lo compuso en Islandia. Personalmente es el que más me gusta. Ryan Karazija con su guitarra, su voz y algunos arreglos de fondo. Low Roar, pues, debuta a lo grande.
Tres años después, Low Roar saca su segundo álbum, 0, disco que compuso con ayuda de los músicos islandeses Logi Guðmundsson y Leifur Björnsson, y Andrew Scheps y Mike Lindsay también como productores. Se suman nuevos sonidos sintéticos, electrónicos, más instrumentos, pero sin perder la esencia del primero. Tan bien recibidos fueron esos discos, como menciona Diego Morales, que Low Roar se escuchaba mucho en Islandia.
Por ese tiempo llega a oídos de Hideo Kojima, el famoso creador de videojuegos, quien decidió incluir algunas para Death Stranding. La anécdota es bastante conocida porque Ryan Karazija la contó en una entrevista de 2020. Pero Diego Morales cuenta una versión más personal que tengo que compartir:
“Él siempre contaba que estaba viendo el juego de los Golden State Warriors, que era su equipo de básquetbol favorito, cuando le llegó ese mail o le marcaron, no recuerdo. Era un mensaje de Sony, que querían incluir una canción de él. Es muy común, son proyectos muy top secret. Esos videojuegos que llevan tanto tiempo esperándose. Te llega la oferta y te dicen: Esto es lo que hay, pero no te podemos decir qué es. Es como una práctica común en la industria como a esos niveles. También creo que él supo hacer las paces con eso. No le molestaba tampoco que la gente llegara a través del videojuego. Creo que en ciertos momentos sí se volvía abrumador. A Ryan nunca le molestó eso. Aunque sí tuvo siempre su público bastante de culto y la gente ya lo conocía desde antes, sí fue una explosión bastante grande, sobre todo en el entorno digital.”
A partir de esos dos álbumes, se podría decir que Low Roar empezó a tener más “popularidad”. En Death Stranding aparecen cinco canciones del álbum Low Roar: “Give Up” , “Patience”, “Rolling Over”, “Because We Have To” y “Tonight, Tonight, Tonight” y de 0 incluyeron siete: “Easy Way Out”, “Anything You Need”, “I’m Leaving”, “Please Don’t Stop (Chapter 1)” “Breathe In”, “Please Don’t Stop (Chapter 2)” y “I’ll Keep Coming”. Cuando se dio a conocer la noticia, a Ryan Karazija parece no haberlo sorprendido tanto.
“En realidad estaba en el sillón de mi casa viendo The Wars Game con mi mamá cuando recibí un mensaje de un amigo: ‘Holy Shit, tu canción está en el tráiler del nuevo videojuego de Hideo Kojima en una convención donde acaba de ser lanzado’. Entonces recibí más mensajes de otros amigos gamers los siguientes días. Pero para ser honesto, no presté atención, tal vez con los años uno se vuelve duro.”
Ryan Karazija para Ibero 909
Once in a Long, Long While, el tercer álbum, salió tres años después de 0. Andrew Scheps como productor, por supuesto, y también Mike Lindsay, la dupla ganadora. Como explicó Diego Morales, Ryan Karazija ya empezó a darles créditos. También hubo otros músicos involucrados, como Pablo González, quien coescribió “Bones”. Este disco está marcado por la separación de Ryan Karazija con su esposa islandesa. Es un álbum en el que se siente esa melancolía que nos tenía acostumbrados combinado con sonidos sintéticos, beats y más instrumentos.
Dos años después, Low Roar lanza Ross, un disco donde Ryan Karazija decide retomar la esencia de su primer álbum. Su voz, una guitarra y el piano, en muchas canciones, son suficientes. Hay pocos arreglos, minimalistas, y el ritmo es más lento. A mí me gusta mucho, pero a Diego Morales no termina por convencerlo.
“En Ross todavía estaba tratando como de cumplir ciertas expectativas de canciones. Que funcionaran como singles. Que fueran cantables. Y todavía cargando lo bien recibidos que fueron los dos anteriores”.
Ryan Karazija, para entonces, tiene treinta y siete años. La juventud ya ha pasado. Ha vivido en muchos países y se ha divorciado. Low Roar ya es un proyecto maduro y establecido.
“En ‘Slow Down’, de Ross, esa canción trata como de él mismo, dándose cuenta como ‘ya no estoy tan joven’, acerca del envejecimiento y de cómo su relación con el público ya no era la misma”.
Y llegamos al último disco publicado en vida: Maybe Tomorrow. Comenté a Diego Morales que yo percibía este disco como más nostálgico, más reflexivo, donde hay bastantes referencias a personas o situaciones que tienen que ver como recuerdos del pasado o referencias a lo trascendental. “Hummingbird”, “David”, “Fuked up” y “Bye bye” son ejemplo de esto. Sin embargo, Diego Morales nos comenta que algo que le gustaba a Ryan Karazija, eran que las canciones tuvieran más de una interpretación.
Portadas de la discografía de Low Roar
“El Maybe Tomorrow es el que más trabajo me cuesta escuchar todavía. Me recuerda al último Ryan. Y quizá por eso también es más difícil. En Maybe Tomorrow es de cierta forma el momento en que Ryan se libera de cualquier pretensión de éxito o de gustar. Y empieza a hacer la música súper súper personal. Es mucho más atmosférica. Él ya no está preocupado tanto por el hook, por el gancho de que la melodía te atrape y te la sepas, sino es mucho más etérea. Eso es algo que hacia el final es lo que más disfrutaba hacer. Canciones que se sienten más largas. Era un disco que él nunca quiso sacar singles porque para él es el Disco, esto es la Obra. Está dividido en canciones, pero la obra es el disco. Él quería que la música hablara un poco por sí misma. Él le tenía mucho cariño a ese disco”.
Ryan Karazija compuso un último disco que no alcanzó a publicar. Las canciones ya están y solo faltaría que sus productores lo editen. Le hago a Diego Morales la última pregunta antes de terminar: “¿Tú ya escuchaste algún adelanto?”
“Solo notas de voz. Y demos. Hace mucho no escucho (los mensajes que le enviaba Ryan). No te sabría decir. No he querido tampoco regresar a ellas. Sé que a Andrew también le costó mucho trabajo volver a abrir una sesión. Y se estaba tomando todo el tiempo que le fuera necesario. Entonces lo único que te puedo decir es que de este lado del equipo no hay ninguna prisa porque salga”, respondió.
Pero más allá del legado musical que dejó Low Roar, para Diego Morales las conexiones que Ryan Karazija logró con su público y las amistades que cultivó es lo más importante.
“Fuimos muy cercanos a Ryan de muchas formas. Algo muy especial de Ryan es que generó muchas comunidades en muchos distintos lados. Es como tierra fértil para que florezcan otras. La esencia de Low Roar sigue muy viva porque sigue generando otras relaciones y amistades. Es bien bonito sentir de cierta forma ese espíritu.”
“Bones” de Low Roar se grabó en Ciudad de México y fue producido por Pedro y el Lobo.