La cuerpa es un acontecimiento en constante transformación. En biología, la metamorfosis es un proceso de cambios estructurales y fisiológicos a través de los cuales ciertos animales alcanzan la vida adulta, dejando atrás las características obtenidas desde su nacimiento.

Una serie de procesos similares ocurren en la corporalidad femenina. Sea una feminidad biológica o un transfeminismo, vamos desarrollando y  descubriendo nuestra cuerpa. Me parece  importante  utilizar “cuerpa” porque esta conformación de identidad corporal nos cuesta física, mental, cultural y socialmente ya sea que nazcamos o no  “siendo” mujeres,  debido a los prejuicios a los que vivimos  sometidas, como menciona Andrea Franulic:

 “El orden patriarcal niega el cuerpo sexuado femenino y este acto fundante también se expresa en la estructura de la lengua… lo femenino es lo no masculino, las mujeres  –en  el  lenguaje – somos  lo no macho y,  por  lo tanto,  también lo somos  en todas las representaciones sociales.  Y  la  manera que  se  nos  propone  para  configurarnos  como seres humanas,  para  ser  personas,  es asimilándonos a los hombres,  quienes  se autodefinen tanto varones como dueños de la humanidad. Por esta razón, para las mujeres, es desgarrador el lenguaje, porque su uso está constantemente anunciándose nuestra reducción y desprecio.”

Andrea Franulic (2013), Consideraciones sobre la práctica feminista de cambio lingüístico… o los destellos de insolencia

Cuatro impresiones corporales de cuerpas
Registro de talleres de impresión corporal, 2023, Dulce Morales

En su texto Apuntes sobre la cuerpa lesbiana (2014), Karina Vergara apunta:

 

“Con la ‘A’ ruidosa, incómoda y poco decorativa que a tanta gente incómoda porque deforma el lenguaje, porque suena feo, la A necesaria para marcar disidencia”

Karina Vergara

 

La “cuerpa” funge entonces como un término anticolonial y antipatriarcal dentro de la lucha feminista. Así como en una crisálida, atravesamos procesos de cambio desde el nacimiento hasta la vejez. Nuestras cuerpas crecen, se estiran, gestan, contienen vida, se arrugan, se llenan de marcas y cicatrices que el tiempo o el entorno van provocando y que se convierten en parte de un todo; cada mujer atraviesa cambios diferentes, reflejados en su cuerpo de forma natural.

Mi inquietud siempre ha residido en esa búsqueda infinita de texturas orgánicas y elementos gráficos que nos envuelven. Uno de mis intereses como artista ha sido registrar la disparidad: cómo un mismo cuerpo puede aportar diversas estampas como una matriz mutable que cambia constantemente y genera marcas únicas. Así veo que las cicatrices, la textura de la piel, la celulitis o el exceso de vello crean huellas singulares sobre el soporte, formando imágenes corporales auténticas en poses no necesariamente reconocibles.

 

Dos mujeres en una marcha haciendo un performance con pintura
Registro de la Acción realizada durante la marcha del 8M 2022

 

A lo largo de la historia la representación del cuerpo de la mujer ha sido permeada por diferentes procesos políticos y culturales, que han definido y moldeado cánones que responden a fines de consumo masculino. Actualmente las mujeres siguen dentro de un constante bombardeo de comunicación normativa, por ejemplo las redes sociales, donde se difunden estándares de belleza que recuerdan en cada publicación lo que «debemos ser» y lo que «no somos».

Cuando hablamos de cuerpa y feminidad podemos referirnos también a un constructo de género.  Simone de Beauvoir decía que «una no nace mujer, sino que  llega  a serlo», por lo que esta feminidad que se constituye de los imperativos  sociales y biológicos, también es un término que está en constante cambio y evolución. La cuerpa femenina debe dejar de ser vista como objeto pasivo; es una herramienta de comunicación y denuncia.

Si pensamos en el género en un sentido universal, este se conforma por una serie de acontecimientos a los que estamos predispuest@s aun incluso antes de nacer (si somos niñas nos visten de rosa y si somos niños nos regalan carritos). Bajo este régimen de sometimiento binario, construir un concepto de género está condicionado por factores culturales y sociales que ejercen cierta presión en nuestra mente.

Impresión de Muecas de una mujer en un lienzo blanco
Muecas, 2021, Dulce Morales

Me es importante subrayar lo que menciona Judith Butler:

 “El género al ser instituido por la estilización del cuerpo, debe ser entendido como la manera mundana en que los gestos corporales, los movimientos y las normas de todo tipo, constituyen la ilusión de un yo generizado permanente…el género es un acto, en amplio sentido, que construye la ficción social de su propia interioridad psicológica”

Judith Butler, Actos performativos y constitución del género: un
ensayo sobre fenomenología y teoría feminista

 

En este sentido puede decirse que el género femenino es una construcción política y performática que está en constante transformación, enfrentándose con ideas y arraigamientos sociales que tratan de neutralizar lo que no es aceptable. Por otra parte, Silvia Federicci en su libro Más allá de la periferia de la piel propone al género como un producto performático que rechaza estas imposiciones:

En otras palabras, «mujer» no es un término monolítico estático, sino uno que tiene significados simultáneamente diferentes, incluso opuestos y siempre cambiantes. No es solo un performance, una encarnación de las normas institucionales, sino también un terreno disputado, en constante lucha y redefinición.

Silvia Federicci, Más allá de la periferia de la piel

Gráfica experimental y las cuerpas

¿Cómo lo anterior se liga con la gráfica experimental, que es con la actualmente trabajo y que fue la que me trajo a esta investigación? La gráfica en sí misma consta de diversas variantes y mutaciones. A lo largo del tiempo se ha transformado adaptándose a las sociedades que la emplean. Así como en su tiempo la litografía revolucionó la estampa, hoy en día podemos darnos la oportunidad de explorar la gráfica experimental para la creación gracias al pensamiento y lenguaje gráfico; pero ¿a qué denominamos gráfica experimental?, ¿qué es el lenguaje y pensamiento gráfico?

Si partimos de las técnicas tradicionales de la estampa nos encontraremos con términos tales como: matriz, soporte, marca, registro, medio, huella, reproducibilidad, etcétera. Estos términos nos ofrecen un abanico de posibilidades en el campo de experimentación visual y también la posibilidad de encontrar procesos gráficos fuera del taller: en el espacio público, en los medios digitales, en el entorno sonoro o incluso en nuestro propio cuerpo.

 

Mujer acostada con el pecho desnudo pintado de morado

Dos mujeres sosteniendo una tela encima de otra mujer acostada que se le ven las piernas

Mujer poniendo una tela sobre otra mujer
Registro de Talleres de Impresión Corporal, diciembre 2022 – marzo 2023

 

Una de estas técnicas es el Gyotaku. En el grabado tradicional japonés, este método de frottage servía para registrar el tamaño de los peces obtenidos por los pescadores; entintado los peces con tinta de calamar o tinta sumi-e y marcándolos sobre papel de arroz, los marineros podían vender los peces atrapados y tener impresas sus mejores capturas.

“La obra de arte era comparable al cuerpo y el cuerpo al lienzo o un campo por explorar lleno de numerosas sensaciones”. Con estas palabras, Irene Ballesteros definió al Body Art alrededor de los años sesentas. En esa época, en un contexto donde se gestaban muchas transformaciones y movimientos sociales en el mundo, el performance cobraba fuerza: el cuerpo podía verse y explorarse sin tapujos permitiendo a los artistas utilizarlo como instrumento de comunicación.

Si bien en sus antropometrías (1960) Yves Klein “usa” modelos femeninas (estereotipadas) para imprimir su cuerpo como recurso performático, no utiliza su propia corporalidad, de esta forma dota a la  modelo de su propia idea de feminidad (desde la masculinidad), clasificándolas, convirtiéndolas en pinceles vivos movidas a voluntad del pintor.

En contraparte, Shigeko Kubota realiza la acción Vagina Painting(1965) sujetando una brocha con pintura en su vagina  y realizando movimientos sobre una plancha de papel, reivindicando el cuerpo femenino como creador.

Foto blanco y negro mujer agachada pintando en cuclillas con una brocha
Shigeko Kubota, Vagina Painting, 1965,

Una de las performer con las que puedo referenciar mi trabajo es Janine Antoni (1964), quien “descarnaliza” su cuerpo volviéndolo una herramienta, de esta manera experimenta y cuestiona las  imposiciones que se le atribuyen al género femenino. En el performance Loving Care (1993), la artista sumerge su cabello en tinte para cabello con el propósito de después frotarlo contra el suelo en una serie de movimientos de repetición que recuerdan, en primer lugar, la acción doméstica de la limpieza destinada a las mujeres y, en segundo, el acto íntimo de teñir las canas para ocultar la vejez,  presentándose a sí misma como un objeto abyecto y aberrante, cuestionando los estereotipos a los que son sometidas las mujeres, dejando una serie de marcas de cabello contra el suelo, generando una mancha de movimiento corporal que inunda al espectador y lo invita a reflexionar.

Un ejemplo más sería el Alfabeto (1973) de Ewa Partum, artista, poeta, performer y cineasta, pieza en la cual desarrolla  un alfabeto oral a partir de la marca de sus labios: letra por letra genera una impresión del movimiento de su boca para  construir frases o palabras, conjuntado la poesía, la gráfica y la performance en una misma propuesta.

 

Mujer recostada sobre un papel haciendo impresiones
Alfabeto (1973) de Ewa Partum

En Latinoamérica el trabajo de Ana Mendieta aborda la silueta femenina desde el concepto de ausencia y territorio. Si bien no deja como tal la textura de su piel en el paisaje, construye con diferentes elementos su silueta en el entorno. En su pieza Untitled (Glass on Body Prints), hace un registro fotográfico de su rostro contra una placa de vidrio transparente obteniendo diferentes muecas en función de la deformación de su cara contra el material, orillando al espectador a mirar  dos veces para resolver sus rasgos, esto con el objetivo de hacer una crítica hacia el prejuicio social de sus orígenes cubanos.

 

serie de seis fotografias de mujer pegando su cara a un vidrio
Sin título [Impresiones del cuerpo sobre vidrio.
Ana Mendieta, 1972
Con todo lo anterior quiero concluir que la cuerpa es acción en sí misma. El arte sólo retoma este lenguaje de expresión  con el título de «performance». Cada proceso en el que se involucra mi cuerpa durante el desarrollo de mi obra crea un pálpito y un afecto no solo con mi propia corporalidad sino también con las otras.

La cuerpa está en constante construcción y crecimiento. No podemos definirla en un ensayo, pero podemos apreciarla, ver sus múltiples formas, entender los procesos que atraviesan estos feminismos para no olvidarlos, escucharlos, representarlos e incluirlos. Ahora entiendo la complejidad, lo nutritivo y necesario de colaborar con otras. Mi cuerpa también se transforma, pero no tiene por qué atravesar estos procesos en soledad.

Exploraciones

Impresión corporal de dos mujeres tinta gris
Cuerpo en metamorfosis, 2023

Tras las exploraciones con los  proyectos previos en  mi  producción  “Huellas  Urbanas” y “Post- Gráfica Colectiva” se volvió fundamental la práctica de la estampa experimental, los procesos tradicionales habían evolucionado convirtiéndose en precedentes.

Isabel 2022
Isabel, 2022

Podemos apreciar la variedad de texturas en cada una de las pieles, el contraste de las tintas sobre los soportes, la sublime complejidad del torso femenino, que cambia en función del desarrollo y proceso de cada una. Formas orgánicas y naturales que no responden a cánones ni medidas.

Impresión de una cuerpa de Dulce Morales
Autorretrato, Impresión corporal, 2021

Gracias a la investigación y exploración corporal más allá de la imagen, he fortalecido mi producción dándole un enfoque de género, creando un estudio de  la expresividad corporal femenina a través de la gráfica expandida  y  sus  entrecruzamientos con la performance.

Impresión digital de mujer boca arriba
Venus de terracota, 2022

Al plantear la idea de imprimir, las modelos femeninas llegaron a decirme que no tenían el cuerpo o que eran demasiado viejas: ¿Por qué la aberración corporal? ¿Hay una edad para ser mujer? ¿De dónde vienen todos estos prejuicios?