Este año se estrenó el cortometraje Músicas, de la directora mexicana Lila Áviles, en donde sigue el día a día de la maestra Leticia Gallardo, directora de orquesta y compositora, y a su banda femenil Mujeres del Viento Florido en Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca. Músicas se presentó en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara en su edición 40, por lo que aproveché la visita de la maestra Leticia Gallardo para platicar sobre su trayectoria, el crecimiento de su banda y su participación en el documental.

 

Benjamín Torres: ¿Cómo ha sido ese camino que le ha tomado llegar hasta el día de hoy en su carrera?¿Que ha atravesado?

Leticia Gallardo: Esta banda ha sido un proceso que se ha vivido en mi comunidad. Hay muchas bandas, y cada vez la pasión de las mujeres por conformarlas es más frecuente. Hoy en día tenemos una banda femenil Mujeres del Viento Florido, que lleva ya dieciséis años. Durante este tiempo hemos vivido diversas etapas. Al principio era sumamente complicado poder tocar en una banda mixta. No porque te lo prohibieran, sino por la formación cultural. Somos de pueblos originarios, siempre el rol de la mujer está muy marcado: quedarse en casa, criar a los hijos o cuidar al esposo. Todo lo demás —las artes, querer estudiar más allá— era un poco limitado.

Es una cuestión cultural que ha ido cambiando. Los mismos padres de familia también han modificado o reivindicado sus formas de ser con sus hijas e hijos. Eso es lo importante de retomar: que muchos padres y personas de la comunidad no se quedaron en esa cuadratura. Y decir que siempre hubo alguien que empujó, que acompañó y contagió a otras personas. Si una niña agarra un instrumento no es nada malo, sino algo que puede ser bueno para ella.

De alguna manera tuvimos obstáculos o no fue tan fácil avanzar como quisiéramos, pero fuimos aprendiendo que no es casualidad, sino algo cultural que tenemos en México y tenemos los pueblos originarios, pero que siempre puede cambiar. Con el tiempo nos damos cuenta de que ahora estas jovencitas y niñas están cambiando esos patrones que se viven desde su casa, su banda y su comunidad. Eso es lo importante y con eso nos quedamos. A pesar de las cosas negativas, siempre buscamos los caminos para avanzar.

Mujeres en una edificación, en el suelo agua
Frame "Músicas". Crédito: Pimienta Films

BT: Ellas ya pueden vivir algo que usted no vivió en el pasado.

LG: Definitivamente sí. A esta edad yo no viajé tanto como ellas viajan ahora, ni me presenté en escenarios tan importantes. Tampoco tuve el apoyo ni la apertura que ellas tienen hoy. Ellas lo dicen más abiertamente, tienen esa fuerza, esa voluntad y libertad de expresarlo. Ya no se cohíben tanto como en nuestros tiempos.

 

BT: ¿Cómo ha sido su papel para que eso se logre?

LG: Es trabajo constante: ensayos, salir, organizar, brindar confianza y espacio. De todas es un trabajo constante: la preparación musical para que a la gente le guste. A veces pasamos horas ensayando, todo un día, dos días o una semana. El resultado de ese trabajo colectivo es Mujeres del Viento Florido.

Mujer en oscuridad
Leticia Gallardo en el documental "Músicas". Crédito: Pimienta Films

Estoy segura que alguna niña va a decir que también quiere ser cineasta o quiera grabar documentales.

Leticia Gallardo

BT: Cuénteme de Mujeres del Viento Florido: ¿cómo inició y cómo es actualmente?

LG: Mujeres del Viento Florido inicia en noviembre de 2009 a partir de una invitación de padres de familia. Nosotras nos integramos, ensayamos, nos presentamos, y hoy en día ha ido creciendo. Cada vez más compañeras se agregan a la agrupación. Aunque la base está en Santa María Tlahuitoltepec, hay compañeras de otras comunidades cercanas que, como no hay bandas de mujeres allá, vienen para acá y hacemos música juntas. 

Viene otra etapa en donde ya estamos formando a las niñas. Desde temprana edad le estamos dando clases de solfeo y viene una nueva generación donde nosotras ya estamos formándolas. Es la suma de muchos esfuerzos de trabajo, así es como estamos avanzando. Cada vez más y más está creciendo la agrupación. Eso es lo bonito. Algunas se van a estudiar o se casan o tienen hijos, pero hay otras que vienen ya formándose. 

 

BT: Incluso ya han hecho varias giras en el extranjero.

LG: Hemos sido afortunadas por el trabajo musical que realizamos. Hemos tenido la oportunidad de pisar otros países y escenarios muy bonitos, y eso nos motiva bastante. Nos motiva ir y decir: “A partir de la música podemos viajar y conocer muchos lugares, culturas y teatros”. Es algo muy bonito.

Trompetas vistas desde abajo
Frame "Músicas". Crédito: Pimienta Films

BT: Se mencionó en el documental que ustedes fueron las primeras mujeres indígenas como banda en Bellas Artes.

LG: Sí. Fuimos muy afortunadas. Acompañamos a la artista Mon Laferte. Aunque ella tiene sus canciones muy únicas, se tomó el formato de banda tradicional, fue acompañada por los sonidos de una banda tradicional y presentamos canciones de Oaxaca. Ahí es donde dices que esos espacios pueden alcanzarse siempre y cuando uno esté trabajando mucho. Por eso mencionó eso en el documental, una sueña que otras mujeres también puedan estar allí. 

 

BT: Como dice en el documental: preservar la música es como preservar su memoria.

LG: La música conlleva todo: nuestras fiestas, lengua, vivencias, creencias, formas de bailar, los sones, los jarabes. Todo eso se mantiene vivo. Nosotros lo vivimos mucho. Afortunadamente seguimos muy vivos y cada vez hay más músicos porque en Oaxaca hay muchísimas bandas, pero de todas ellas hay una, dos, tres cuatro que empiezan a organizarse las mujeres.  Es una desproporción muy grande frente a las más de mil bandas que hay en Oaxaca. Vamos muy lento, pero creo que en unos años podremos tocar con otras compañeras, tocando como  “yo en mi banda, tú en tu banda” y hacer esa convivencia musical que se acostumbra mucho en Oaxaca.

Mujer adulta con vestido tradicional detrás plantas
Crédito: Benjamín Torres

BT: Cuénteme sobre Músicas, ¿cómo fue el proceso?¿por qué accedió? ¿cómo fue el rodaje?

LG: Siempre hemos sido visitadas y acompañadas por compañeras artistas, cantantes, músicos, fotógrafas, investigadoras. Siempre hemos tenido la accesibilidad de recibirlas. Algunas documentan, otras toman fotos o acompañan en otros ámbitos.

Esa fue la experiencia con Lila: me habla y me dice: “Quiero documentar su trabajo, qué piensas, a las trompetistas”. “Adelante”. Llegamos a un acuerdo en que vamos a estar presentándonos en diversos espacios porque julio es muy movido en Oaxaca por la Guelaguetza. Lila toma esta oportunidad y este espacio. Le digo: “No puedo dedicarme exclusivamente a la filmación, pero lo más que puedes captar es lo que hacemos de manera natural”. Ellos se van por varios días a Tlahuitoltepec. Nos siguen a los pueblos y conciertos. Fue muy cansado, pero ella toma el material de primera mano.

Después, en la edición, hacen una labor impresionante. En veinte o treinta minutos deben de contar todo lo que vivimos en esos días. Es muy padre porque nosotras nunca pensamos que seríamos protagonistas de un documental que luego estaría en festivales. Porque la verdad dijimos simplemente: “Es un documental que va a salir”.

Ya con todo ese proceso que Lila nos ha ido enseñando, resulta que es todo un mundo que hay en el cine. A nosotras se nos hizo fácil decir: “La cosa es que tú documentes nuestro trabajo”. Ya después: “Es que se va al festival tal”. “Ah, ¿y eso en qué consiste?” También estamos aprendiendo muchísimo y estoy segura que alguna niña va a decir que también quiere ser cineasta o quiera grabar documentales. Es otro mundo de posibilidades que se está abriendo para las compañeras y, por supuesto, yo estoy aprendiendo muchísimo de esto. Estamos agradecidas con ellas y con todo el equipo de producción. 

Que estas historias vayan presentándose en diversos espacios. Nosotras como Viento Florido estamos en los espacios, lo que queremos es que se motiven, que es lo que hacemos mucho en los conciertos. Llegar a un pueblo y que las mujeres vean que es posible tocar los instrumentos o hacer arte y que en ese pueblo donde vamos haya una o dos niñas que les hayas movido esta parte, ya es algo que vamos avanzando; vamos a otro pueblo, lo mismo. 

Si este documental va a llegar a muchos festivales no sé a qué plataformas o dónde la vayan a poder ver que sea ese motivo de que ellas puedan también decir: “Se puede hacer música, se puede hacer arte”, y que no precisamente tienes que tener todas las mejores condiciones, sino que con las ganas y con todo el recurso humano que yo tengo, hemos podido avanzar. 

Personas en fila
Leticia Gallardo en la presentación de "Músicas" en el FICG 40. Crédito: Benjamín Torres

BT: Por último, ¿qué pensó cuando vio el documental por primera vez?

LG: No pensé, lloré. La primera vez que lo vi fue en Nueva York, en el festival del MoMA. Fue un sentimiento muy fuerte, porque en un lugar tan lejano ver a las chicas de mi pueblo fue muy emotivo. No sabía que lo proyectarían; fue una sorpresa. Verlas en otro país, ver cómo la gente recibía tan bien el trabajo y decía: “No solo enseñan música, están cambiando la vida de las mujeres”, me conmovió mucho. Yo, en mi cotidianidad, no me doy cuenta de eso, pero con todo esto vas asimilando que es un trabajo grande y necesario. Lloré mucho. Verlas a ellas, eso es lo que una quiere: que trasciendan.

¿Quién es Leticia Gallardo?

Leticia Gallardo Martínez es una compositora, clarinetista, educadora y directora oaxaqueña comprometida con la preservación de la cultura mixe y la promoción de la presencia de las mujeres en la música tradicional mexicana. Fundadora de la banda femenil regional Mujeres del Viento Florido, ha impulsado que niñas, jóvenes y adultas de comunidades zapotecas, mixes y mixtecas participen activamente en la música de viento y percusión, combinando la enseñanza, la práctica instrumental y la conciencia cultural. Su labor ha significado un doble legado: revitalizar tradiciones sonoras de Oaxaca y desafiar estereotipos de género en el ámbito musical, convirtiéndola en una figura clave del rescate cultural y de la transformación social desde la música.