Conocí la escritura de Andrés Cota Hiriart gracias a la recomendación de mi amigo Vladimir. Leí Fieras familiares con la atención y entusiasmo que ya creía perdidas en mis hábitos lectores desde que las redes ocupan gran parte de mi tiempo de ocio. En la pasada FIL Guadalajara conversé con el zoólogo, biólogo y escritor sobre el libre albedrío y la configuración de los gustos, el futuro de las ciudades y su rol en la alimentación mundial; Científicos Anónimos y las implicaciones de la palabra evolución.  

Yaheli Hernández: En tu trabajo conviven la literatura y las ciencias, ¿cómo haces esos cruces entre disciplinas?

Andrés Cota Hiriart: Es una pregunta capciosa para empezar. Si te refieres a en términos literarios, a mí no me encanta la distinción entre ficción y no ficción. Todo tiene matices de realidad. Y todo tendrá matices de entendimiento y de intención. Sí puede ser que haya una especie de compromiso, con no inventar demasiado.

Cuando uno dice “no ficción”, es muy raro definir un género a partir de la negación. Al final, esto de los géneros literarios es más del mercado que de las obras, las obras no tienen por qué cuadrar con las definiciones que hay en el mercado. Entiendo la eficiencia y la necesidad para crear etiquetas y colecciones y vender, pero creo que siempre debemos estar abiertos a la certeza de que son contenedores vagos, y que siempre va a haber cosas que crucen.

Partiendo de eso, yo escribo no ficción, aunque tengo por ahí una novela. Pero luego, a los años, pienso que esa novela es básicamente un ensayo, o sea, una obra de realidad.

Obras de Andrés Cota Hirirat

  • Fieras Familiares (2022)
  • El ajolote: Biología del anfibio más sobresaliente del mundo (2022)
  • Cabeza Ajena (2017)
  • Faunologías (2015)

Hay quienes dicen que para escritores que van a hacer un libro sobre el mundo, sus novelas son más verídicas que sus obras de no ficción, y más genuinas de alguna manera; eso lo puedes ver con la ilustración de organismos, pensando en la ilustración versus la foto.

La foto es una reproducción más fidedigna de la realidad, pero la ilustración en su capacidad de representar, de significar, de subrayar, de enaltecer, muchas veces funciona como un acercamiento más patente con lo que quieres conectar. Tú dibujas un ajolote y le resignificas las branquias, a través de la ilustración estás creando una especie de ventana. 

Creo que con la escritura pasa algo similar. Al final, escribir se trata de señalar. Lo que yo escribo tiene que ver con las experiencias naturales del ambiente, con señalar lo que uno cree que es interesante o importante o que puede ayudar a hacer revelaciones. Creo que en ese pastiche hay algo que se podrá entender. 

Dos hombres jóvenes sentados uno tiene un micrófono es Andrés Cota Hiriart
Andrés Cota Hiriat durante la presentación de la nueva edición de su libro "Faunologías". Crédito: Benjamín Torres

YH: En la antesala de Fieras familiares te preguntas si verdaderamente los seres humanos configuramos nuestros gustos o si solo obedecemos a nuestra química cerebral. ¿Crees que la dinámica de las personas en sociedades sería distinta si se comprueba que esta aseveración es auténtica o, en caso de ya serlo, si fuéramos conscientes de ello?

ACH: Es muy delicado porque si tú piensas que no hay libre albedrío ya se siente caos. ¿Quién está decidiendo? Si no decides tú, lo harán tus bacterias. Tus reacciones somáticas y las decisiones que crees que tomas deliberadamente de una manera racional en realidad están tomadas por ellas. Es peligroso, es complicado digerirlo y lidiar con ello como ciudadano. 

El nuevo libro de Robert Sapolsky —un autor que me gusta mucho y que seguramente tiene una manera mucho más fundamental de explicarlo—, trata justamente del libre albedrío. Es un ensayo sobre que no hay libre albedrío. En términos biológicos y químicos no hay. Las moléculas y las reacciones químicas suceden quieras o no.

Yo nada más me refiero a los gustos. Creo que es muy difícil explicar por qué te gusta más el mango que las moras, o desde cuándo prefieres a los perros que a los gatos. Son preguntas que a veces pareciera que creemos que podemos pensar y no podemos.

Hay muchos gustos e inclinaciones que se marcan desde un momento muy temprano, y no lo sabes, porque tienes tres, cuatro años. En ese momento la criatura humana no es muy racional. Operas por impulsos. Y aún así tienes gustos, hay cosas que te atraen más que otras. Hasta ahí es donde yo digo que nuestros tipos de gustos que nos definen toda la vida, suceden en la preracionalización. 

Yo no puedo explicar por qué mi cerebro dispara dopamina cuando veo una serpiente. Siempre que veo una serpiente me parece muy atractiva, estéticamente hablando. Y misteriosa. 

Hombre joven con bigote de perfil camisa negra
Andrés Cota Hiriart es zoólogo, escritor y divulgador. Crédito: Benjamín Torres

YH: Cuando pensamos en el futuro siempre vemos dos posibilidades dicotómicas: el mundo plástico y artificial de las distopías vs la recuperación del entorno. ¿Qué es lo que propondrías para colaborar en el intento de minimizar los daños al planeta?

ACH: Yo creo que se abren tres opciones: ¿Qué me gustaría que pasara? ¿Qué creo que puede pasar?, y ¿Qué temo que pueda pasar? La distopía me parece muy atractiva porque es la atracción fatal de la destrucción y de la inevitabilidad reinante en el mercado, las grandes corporaciones y las potencias mundiales económicas. Estamos en manos del ejercicio político de esas fuerzas y eso es un panorama muy lúgubre. A veces no hay manera de salir airosos de eso. 

No creo que la extinción de la especie sea muy abrupta, pero sí un cambio drástico en la calidad de vida. A mi hija o a mis nietos o nietas a lo mejor sí les van a tocar guerras del agua muy cabronas. Creo que sin un punto de quiebre, hay una especie de duelo vago por lo ecológico. Es un cambio que va poquito a poquito, es como quien dice que te puedes meter a la bañera y subir la temperatura poco a poco y te cocinas y no te das cuenta, porque es gradual. Nadie, por ejemplo, se da cuenta de cómo crecen sus uñas. 

Así pasa con el ambiente. Por un lado es gradual y por otro hay esta retórica de las historias apocalípticas: el suceso que cimbra y cambia todo de un momento a otro y que a veces pensamos que mientras no pase eso estamos bien. Eso es peligroso.

Mujer y hombre viéndose de perfil
Crédito: Benjamín Torres

¿Qué me gustaría que pasara? Me gustaría pensar en el solarpunk, este marco donde la inteligencia artificial no es SkyNet, sino que va a potenciar otras posibilidades para crear una especie de sinergia. Lo puedes ver como un neohippismo, en un buen sentido, que ayude a liberar tiempo que no está en el tiempo. Que haya un tiempo de trabajo para que las personas puedan dedicarse a pensar fuera del parámetro económico. Y a lo mejor en ese tiempo, intentar hacer ciudades más eficientes. Si tú resuelves lo que pasa en las ciudades resuelves mucho del clima, porque las ciudades son como el 80% del impacto humano en términos de gas invernadero. 

Para alimentar una ciudad necesitas hacer monocultivos por todos lados. Si volviéramos las ciudades productivas, por ejemplo, en lugar de granjas de vacas tendríamos granjas de insectos. A lo mejor el capitalismo no lo vamos a resolver pronto, pero sí se puede usar el mercado a favor de ciertas cosas. Me gustaría pensar que hay una opción en veinte años en que la mayor parte de la dieta venga de insectos.

La evolución sólo tiene que ver con este artificio de cálculo y error que encuentra soluciones momentáneas. Luego esas presiones cambian: lo que servía en un momento ya no siglos después.

Andrés Cota Hiriart

Si empiezas a liberar los campos y dejas de producir vacas y pollos y cerdos, liberas casi la mitad del país. Imagínate que ya no necesitas eso.  Dejas que todo ese espacio se repueble de plantas. Yo quiero estar en ciudades en donde todos los camellones puedan usarse para cultivar. Puedes tener hortalizas, árboles de papaya, según la ciudad, porque las ciudades no son reservorios de plantas nativas necesariamente. Hagámoslas funcionales. Que las áreas públicas sean productivas a nivel hortaliza. 

Luego tienes edificios de producción en cada barrio, que son como huertos verticales. Produces insectos. Si solucionas el hambre y quitas la necesidad de transporte de comida que es bestial, empiezas a hacer cosas que sí tienen impacto. Luego vuelves todas las botellas retornables. Ya no hay platos de un solo solo uso y usas toper si quieres llevar comida a tu casa.

A lo mejor con las especies invasivas no puedes solucionar el hambre mundial, pero puedes darle un bonus: comes insectos y un ceviche de pez león, dependiendo de dónde estés en el mundo es la especie invasiva. Si vives en Florida, pues comes pitones.

Mujer y hombre jóvenes platicando
Yaheli Hernández y Andrés Cota Hiriart durante la entrevista. Crédito: Benjamín Torres

YH: En las comunidades no humanas que has estudiado, ¿cómo funciona la evolución?, ¿es también sinónimo de dominación? Háblanos del caso de los ajolotes.

ACH: La evolución tiene que ver con una serie de presiones impuestas, sea depredación, sea sustento, lo que quieras, hay muchas variables que imponen presiones a la supervivencia. La evolución sólo tiene que ver con este artificio de cálculo y error que encuentra soluciones momentáneas. Luego esas presiones cambian: lo que servía en un momento ya no siglos después. Pero no tiene nada que ver con el más fuerte, eso es una noción falsa. Sólo es el más apto y lo es según ciertas condiciones. Hay que tener cuidado con eso. 

Los ajolotes, cuando no secábamos los lagos del Valle de México, pues eran formidables. Ahora más bien les resulta como un grillete porque hubo un cambio de circunstancias abrupto que fue la aparición del homo sapiens. Los cambios graduales que antes sucedían en cientos de miles de años normalmente ahora ocurren en diez años.

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Andrés Cota Hiriart participó en la FIL 2024. Crédito: Benjamín Torres

Hay una idea popular de que la evolución es algo más sofisticado o mejor. Esa idea es peligrosa, porque incluso los humanos mismos no somos una versión mejorada del homo erectus del que venimos. El homo erectus existió durante dos millones de años. Nosotros no llevamos ni un cuarto de eso y estamos ya en problemas.  

Depende mucho de cómo definas qué es una especie más apta. Si apto significa existir mucho tiempo geológico, los más aptos son los calamares. Algo puede funcionar, luego puede no funcionar y dar pasos hacia atrás, eso no significa que esté menos evolucionado. Todo está más evolucionado todo el tiempo. Mientras las especies van existiendo, de alguna manera la evolución persiste. 

Para los humanos mismos sigue habiendo selección natural y la hemos cambiado. Hay quien dice que ahora nuestra selección natural —al final el humano es naturaleza también— es manejar. La gente que no maneja bien se mata, o la gente que toma demasiados riesgos se mata, no tiene hijos, no pasa sus genes. 

Si volviéramos las ciudades productivas, por ejemplo, en lugar de granjas de vacas tendríamos granjas de insectos.

Andrés Cota Hiriart

YH: ¿Qué sociedad no humana admiras más?

Científicos Anónimos, una iniciativa de Andrés Cota Hiriart

Científicos Anónimos es un hobby que ojalá algún día pueda convertirse en mi forma de subsistencia, ya que la literatura no lo permite. Surgió con mi amiga Natalia Jardón como una manera de seguir haciendo amigos en la adultez, abrir un espacio para convivir con gente distinta, intercambiar opiniones y transmitir ideas. La idea es sacar la ciencia de los entornos académicos y llevarla a bares, cantinas o museos, buscando una aproximación relajada y lúdica que conecte a quienes hacen o piensan ciencia con un público diverso. Llevamos siete años continuos en la Ciudad de México; en otras ciudades funcionamos de forma intermitente porque todo se sostiene por amor a la camiseta y, cuando no hay recursos, se detiene. La red es abierta para quien quiera reactivar nodos como el de Guadalajara, que estuvo activo año y medio. Tenemos varias trincheras: los eventos en vivo, nuestra columna vertebral, que suceden en unas veinte ciudades; los podcasts (tres en distintas partes de México); y los textos y animaciones, más costosos y ocasionales. Reconocemos que hay muchos públicos y pronto estaremos operando un TikTok.

¿Quién es Andrés Cota Hiriart?

Andrés Cota Hiriart es un biólogo, escritor y divulgador científico mexicano, conocido por entrelazar temas de historia natural, ciencia y literatura en sus obras. Nació en la Ciudad de México en 1982 y estudió Biología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Posteriormente, cursó una maestría en Comunicación de la Ciencia en el Imperial College London. Su trabajo se caracteriza por un estilo narrativo que combina rigor científico y sensibilidad literaria, buscando despertar el interés y la curiosidad por el mundo natural.