Entrevistar al escritor salvadoreño Horacio Castellanos Moya fue difícil. Es una de las entrevistas más complicadas que he hecho. Me encontré frente a alguien que atajó todas y cada una de mis preguntas de manera frontal y puntual, sin nunca dejar de lado la atención y la cortesía hacia mí. Este es el resultado de un diálogo de tres voces que preguntamos y escuchamos, directa e indirectamente, a un autor que se ha enfrentado a su realidad como pocos han tenido la voluntad de hacerlo.
Yaheli Hernández: Tengo que hacer una confesión antes de empezar. Esta entrevista que voy a hacerle es un trabajo en equipo entre un compañero de la editorial y yo. Hay preguntas de ambas partes pero también otras que él siempre quiso hacerle.
Horacio Castellanos: Tú vas a ser la interlocutora.
YH: Como muchos escritores latinoamericanos, usted dio el salto del periodismo a la literatura. ¿Por qué?
HC: Eso no es cierto. Yo fui primero escritor y de ahí periodista. Yo no he dado ningún salto. Es decir, yo comencé a escribir poesía a los dieciocho años y cuento a los veinte años. Y de ahí para ganarme la vida hice periodismo. Pero nunca dejé de escribir. Es decir, el periodismo es algo que me permitió sobrevivir y por lo que tenía pasión, pasión de trabajo también. Pero nunca pasé de una cosa a otra.
YH: Creo que empezamos con una gran revelación.
HC: Claro, porque ese es un lugar común que pienso abordar mañana en la conferencia que voy a dar sobre ficción y periodismo. Aunque en muchos casos sí se da, muchas personas pasan del periodismo a la ficción.
YH:¿Por qué?
HC: No sé. Para mí la literatura ha sido mi asunto vital desde que tengo memoria.
YH: Entonces, ¿no fue de la ficción al periodismo?
HC: Sí, de alguna manera sí. Me parece natural porque al trabajar con la palabra escrita se facilita la edición, se facilitan una serie de labores periodísticas que uno aprovecha y le permite conseguir empleos. Porque es bien sabido sobre todo para quienes estamos en la disciplina que muchas veces la literatura no es suficiente para un sustento económico completo. Muy pocos viven de eso.
YH: Hay que ser una verdadera superestrella para vivir de eso.
HC: Pues yo no sé si superestrella, porque ese es un lenguaje que en la literatura no creo que funcione, pero son muy contados los escritores que viven de su obra en la lengua castellana. En otras lenguas donde hay dinero, las lenguas de los países ricos, el inglés, el francés, el alemán, hasta los países nórdicos, en donde hay mercados grandes de libros, hay más escritores que viven de eso. Pero en la lengua castellana es muy difícil, nuestros países son muy pobres, la distribución de los libros es limitada, incluso grandes escritores tienen que, como dices, ejercer otro tipo de actividad.
YH: Claro, para solventar los gastos. Si fuera ahora un poquito más atrás, ¿por qué de joven Horacio Castellanos Moya empezó a escribir poesía? ¿Por qué exactamente poesía?
HC: Fue lo natural, seguramente quizá lo más fácil, porque yo comencé a escribir letras de canciones cuando era muy joven, entonces me pareció natural pasar de las letras de canciones a la poesía.
YH:¿Quiénes eran sus influencias en ese entonces? ¿Por qué escribía letras de canciones? ¿Qué escuchaba?
HC: Pues yo me formé con el rock progresivo, grupos que todavía suenan, pero ya de gente muy vieja.
YH:¿Como cuáles?
HC: Como Pink Floyd, como Génesis, como Led Zeppelin, esa era la música que yo oía de mi adolescencia.
YH: Entiendo que también es profesor en una universidad. ¿En qué universidad?
HC: En Iowa.
YH: ¿Cómo ha sido su experiencia como profesor dentro de su trabajo?
HC: Yo comencé a ser profesor ya muy al final de mi vida. Empecé a dar clases en términos estrictos cuando llegué a Estados Unidos, no tengo más de 14 años de dedicarme a eso. Fue un proceso ya tardío, como de retiro de la vida, porque la enseñanza lo encierra a uno en una burbuja, la burbuja de las universidades, burbujas que no están necesariamente relacionadas con la vida real. Entonces, a mí no me costó porque me tocó enseñar lo que me gusta, entonces eso es más bien la literatura.
YH:¿Cómo compagina su carrera académica con su trabajo como escritor?
HC: Pues un trabajo es un trabajo, un trabajo quita tiempo y la literatura quiere tiempo. Cualquier trabajo es estorbo para el escritor.
Pues un trabajo es un trabajo, un trabajo quita tiempo y la literatura quiere tiempo. Cualquier trabajo es estorbo para el escritor.
YH: ¿Por qué?
HC: Porque uno no está escribiendo, uno está trabajando, ya sea que usted esté en la dirección de aduanas o en algún periódico o dando clases, su energía no está en la escritura. Un trabajo es un estorbo, es una maldición para el escritor.
YH: Creo que es una maldición no sólo para los escritores.
HC: Pero uno quiere tener su tiempo para escribir sus novelas pero tiene que trabajar, ¿por qué? Porque uno no vive de sus libros. Si uno viviera de sus libros, como muchos escritores en el primer mundo, y muy poquitos en el mundo subdesarrollado, entonces sí dispone de su tiempo, y su trabajo es nada más su obra. Pero en el caso de los que no vivimos de nuestros libros, el trabajo siempre es una demanda que nos quita tiempo y energía que quisiéramos dedicar a lo nuestro.
YH:¿Usted escribe cuando viaja?
HC: No.
YH:¿Y viaja mucho?
HC: Ahora ya no, antes sí. Son momentos en la vida en que hay más demanda, más traducciones, más necesidad de ir a lugares por los contratos. Después de la pandemia la cosa se tranquilizó. Muchas cosas a las que antes uno tenía que ir, ahora con el Zoom y el internet, ya no se hacen. Ya no es tan frenético. También hay nuevos escritores que vienen y ya no les interesan mucho los viejos escritores. Pero yo no escribo cuando viajo, nunca, jamás, porque no tengo energía.
El viaje es cansado, viajar es trabajo. Estar hablando con usted demanda energía y me quita energía en el sentido vital de que tengo que estar hablando en vez de estar escribiendo. El viaje puede nutrir, porque uno aprende, conoce gente. Hay escritores que sí pueden escribir cuando viajan, son escritores viajeros que escriben sobre viajes. Pero yo no soy de esos.
YH: Si no es un escritor viajero, ¿qué tipo de escritor podría ser usted?
HC: Normal. Escribo en mi casa, como escriben todos los escritores. Yo creo que lo anormal son los escritores viajeros.
YH: Gracias. Esta pregunta es de mi compañero. ¿Por qué decidió hacer un relato bernhardiano de El Salvador, con El Asco. Thomas Bernhard en San Salvador?, ¿qué vio en los escritos del autor austriaco que podría aplicarse a la realidad en su país?
HC: Bernhard lo que tiene es acidez, amargura. La prosa de Bernhard es como una culebra cascabel. Zumba, y está construida en función de la fuga. Y la fuga, a su vez, está construida en función de los motivos musicales: uno desarrolla un motivo musical, el motivo va creciendo y creciendo. La prosa de Bernhard está construida de esa manera. Se repite un motivo, una oración, y la oración va creciendo, se va desarrollando, se va expandiendo, hasta que se convierte en otro motivo. Y eso es muy apasionante porque es muy pegajoso. Es una música que le queda a uno.
Yo escribí El asco en buena medida para deshacerme del sonido de Bernhard. Lo imité para deshacerme de eso. Una manera de deshacerse de una influencia pesada es imitándola. ¿Por qué? Porque uno ya queda harto. Y tiene que salir de alguna forma.
Por otro lado, hay una cosa que es muy importante. Y es que Bernhard es un tipo que hizo las críticas más horribles de la cultura austriaca que pueden haber, tan así que él prohibió que después de su muerte sus libros se editaran en Austria. Consideraba que los austriacos eran lo peor que le hubiera podido pasar. Su propia gente. Consideraba que el catolicismo austriaco es la cosa más detestable que hay. Era un tipo que tenía una víscera muy fuerte.
En su literatura, quién sabe cómo hubiera sido él personalmente, probablemente era una persona muy dulce, pero en sus libros era así. Eso me sirvió para que ese personaje hiciera una crítica de El Salvador. Es una forma poco utilitaria, pero efectiva. Cuando usted quiere hacer una crítica, basarse en un autor que ya ha probado la eficiencia de esta en su forma de trabajo es muy efectivo.
Yo escribí El asco en buena medida para deshacerme del sonido de Bernhard. Lo imité para deshacerme de eso. Una manera de deshacerse de una influencia pesada es imitándola. ¿Por qué? Porque uno ya queda harto. Y tiene que salir de alguna forma.
Horacio Castellanos Moya
YH: Tengo una cita Thomas Bernhard, de El Sótano: “La guerra ha sido en todas las épocas el tema de conversación número uno entre los hombres. La guerra es la poesía del hombre, mediante la cual toda su vida reclama atención y alivio”.
Usted ha escrito muchísimo sobre la guerra, sobre la guerrilla, sobre la lucha armada. ¿Por qué escribió sobre la guerra?
HC: Porque es lo que había. Es donde yo me formé. Como dice usted, se habla de lo que conoce. No hay excepcionalidad en eso. Es como si alguien le pregunta a un mexicano que vive en Michoacán, ¿por qué escribe sobre el narcotráfico? Porque es lo que vive.
YH: Podríamos decir que al escritor lo forman sus condiciones de vida.
HC: Exactamente. Dígame en qué condiciones escribe y le diré lo que escribe. Son las condiciones las que determinan el universo de temas, el universo de preocupaciones, el universo de historias que uno cuenta, porque eso es lo que hay, eso es lo que está alrededor de uno. Y eso le entra a uno en la psiquis, en las emociones, y aparte ya es un invento de historias, pero es eso. No hay manera de escapar al entorno. Hay escritores que sí lo logran, pero siempre están determinados por eso. Siempre encontrarán una forma de no contar la guerra directamente, pero su obra reflejará su esfuerzo por no hacerlo.
Hay en El Salvador una chica joven que escribe unos cuentos muy buenos. Se llama Claudia Hernández. Sus cuentos son de una violencia y de un absurdo impresionante, pero es una manera muy novedosa de no contar directamente la violencia que pasa en las calles de El Salvador. Pero al mismo tiempo los cuentos contienen lo esencial de eso, que son las violencias. No va a hablar de la Mara, de la guerrilla, sino que todo va a ser dentro de familias y va a ser en las relaciones personales, pero ahí está la carga de violencia que viene de afuera.
Dígame en qué condiciones escribe y le diré lo que escribe. Son las condiciones las que determinan el universo de temas, el universo de preocupaciones, el universo de historias que uno cuenta, porque eso es lo que hay, eso es lo que está alrededor de uno.
Horacio Castellanos Moya
YH: Eso me resuena mucho porque también hay una escritora mexicana que justamente dice que escribe haciéndole honor a su infancia.
HC: ¿A haber tenido una infancia feliz?
YH: No, todo lo contrario. Bueno, no sé si podría decir que no fue una infancia infeliz por lo que ella cuenta, pero sí una infancia que, como dice, define quiénes somos ahora. Creo que hay vivencias positivas y negativas, pero que finalmente no deja de ser esta idea de que todo lo personal es político. Ahora, si yo quisiera visitar El Salvador, ¿qué me recomendaría?
HC: Depende de qué quiere hacer.
YH: Sé muy poco de El Salvador. Sé que ahora está muy fuerte este movimiento mediático con Bukele y las prisiones de máxima seguridad y la cantidad gigantesca e indescriptible de personas que están pasando procesos penales que violan sus derechos humanos. Pero eso es lo único que sé de El Salvador.
HC: Eso basta. No tiene necesidad de saber más. Eso basta. Si esa es la imagen del país, imagínese lo que es estar ahí adentro. Es que un policía la para a usted y se la lleva a presa sin necesidad de nada. Porque él es el juez. Nada más porque usted le hizo mala cara, se la va a llevar.
YH: Suena muy similar a las cosas que pasan aquí. ¿Todavía tiene familia en El Salvador?
HC: Sí, sí, sí, claro.
YH: ¿Piensa volver?
HC: A visitar por ahora no, hasta que se restituyan las garantías constitucionales. Mientras haya estado de emergencia, no.
YH: ¿Qué me podría decir sobre lo que está escribiendo actualmente?
HC: De eso no hablo.
YH: Y eso es lo que todos queremos saber. Bueno, ¿podría hablarme de los temas que me interesan ahora?
HC: Son los mismos de siempre. Los temas no cambian. Son como uno, que no cambia. Usted cree que va a cambiar, pero dentro de 30 años se va a dar cuenta que lo que está dentro de usted es igual. Creo que ese es el gran reto, darse cuenta de que uno no cambia. Los temas uno los viene cargando desde siempre. Nada más que los va sacando en distintos tipos de historia. Se inventa tramas, trabaja con personajes, crea situaciones, atmósferas. Pero los temas son los mismos.
Al final de cuentas los temas de la literatura son los mismos. La muerte, el amor, las pasiones, el odio, la envidia, la ambición; la búsqueda de la felicidad, que lleva casi siempre a la tragedia. Existe el ser humano como ser humano y tenemos registro de eso. Tenemos la historia. Desde la literatura griega y los clásicos hasta ahora. Son los mismos temas.
Usted cree que va a cambiar, pero dentro de 30 años se va a dar cuenta que lo que está dentro de usted es igual. Creo que ese es el gran reto, darse cuenta de que uno no cambia. Los temas uno los viene cargando desde siempre. Nada más que los va sacando en distintos tipos de historia.
Horacio Castellanos Moya
YH: ¿Podría contarme algo sobre su proceso de escritura?
HC: Yo trabajo fundamentalmente con el oído. A partir del oído comienzo a considerar la posibilidad de que una historia sea factible de ser escrita. Oigo cómo se cuenta la historia. Hay otros escritores que tienen más estímulo visual. Ven algo y a partir de eso que han visto imaginan. En mi caso es más lo que oigo. Cuando oigo que un personaje comienza a hablar, es cuando comienzo a escribir.
Cuando oigo que un personaje comienza a hablar, es cuando comienzo a escribir.
YH: Leí en una entrevista que le hizo uno de mis colegas, Ángel Melgoza, que decía que la literatura es destino.
HC: Sí, bueno, eso lo han dicho muchos. Si no fuera destino yo no me dedicaría a esto. No escribiría porque en realidad es un tipo de gratificación muy extraña. En el sentido de que a veces uno tiene más enemistades y más frustraciones que alegrías, digamos. Alegría es terminar una obra, pero uno invierte tanto tiempo, tanta fuerza en eso que, digamos, en términos de rentabilidad, la literatura no es rentable para el escritor. Imagínese usted que pasa dos años dedicado a una novela para al final ganar tan poco por ella. Usted no puede escribir o al menos nadie escribe pensando que se va a volver rico con lo que escribe, a menos que esa haya sido su situación de vida.
Alegría es terminar una obra, pero uno invierte tanto tiempo, tanta fuerza en eso que, digamos, en términos de rentabilidad, la literatura no es rentable para el escritor. Imagínese usted que pasa dos años dedicado a una novela para al final ganar tan poco por ella.
Horacio Castellanos Moya
YH: ¿Usted cree entonces que si la literatura es destino no hay manera de escapar de ella?
HC: No. Es decir, si a uno le toca, tiene que ser destino. Si yo ahorita supiera que ya no voy a escribir, que ya no tengo nada que escribir, mi visión del mundo se trastocaría totalmente. ¿Me explico? Si siento que ya no hay una necesidad real de escribir, probablemente me dedicaría a la bolsa de valores para hacer dinero. Pero si la literatura es destino, me sigue llamando, me sigue como un vicio.
YH: Y si alguien joven que tiene este llamado también se acercara a usted, digamos un estudiante, para pedirle un consejo, ¿qué le diría?
HC: Solo si tiene necesidad de escribir y se dedica a esto. Si no siente la necesidad, busque otra cosa. Así es. Es decir, es distinto si usted me pide consejos para leer, lea todo lo que pueda, eso es distinto. Si alguien se quiere dedicar a escribir, pues no. Si no tiene necesidad, hermano, ¿para qué?, ¿de qué tengo necesidad yo? Tengo necesidad de expresarme. ¿De qué manera me puedo expresar? La necesidad de expresión es esencia del artista. Y la literatura es un arte.
Si yo necesito expresarme, hay que hacerlo. Si me expreso por la pintura, seguiré pintando. La pintura es destino. Y si me expreso por la música, porque es la música lo que se me da, ese es mi destino, seguir con la música. Más allá de cómo me gane la vida. Ahora, si no es mi destino, ¿para qué voy a estar empecinado en algo que además voy a hacer mal? Porque no es necesidad.
Eso de la necesidad le permite ponerle pasión. Si usted escribe solo por ambición, porque no tiene necesidad, si es porque quiere ser famoso, mejor hágase locutor de televisión o una cosa así, va a ser famoso más rápidamente, ¿verdad? Hay tantas formas, se hace influencer o cualquier cosa. Si lo que quiere es fama, entonces es muy fácil equivocarse.
Solo si tiene necesidad de escribir y se dedica a esto. Si no siente la necesidad, busque otra cosa. Así es. Es decir, es distinto si usted me pide consejos para leer, lea todo lo que pueda, eso es distinto. Si alguien se quiere dedicar a escribir, pues no. Si no tiene necesidad, hermano, ¿para qué?, ¿de qué tengo necesidad yo? Tengo necesidad de expresarme. ¿De qué manera me puedo expresar? La necesidad de expresión es esencia del artista. Y la literatura es un arte. Si yo necesito expresarme, hay que hacerlo.
Horacio Castellanos Moya
YH: ¿Cree que la literatura da fama?
HC: La literatura no da tanta fama. Es mejor saber eso desde el principio. Pues sí, digo yo, porque si no, hay gente que se va empecinando y pasan los diez años y se da cuenta de que no tiene talento y comienza la frustración, comienza la autodestrucción, comienza la amargura. Uno debe tener la necesidad de escribir. Tengo necesidad de escribir, es decir, yo tengo necesidad de expresarme. No importa si nadie me lee, no importa si no se publican mis libros, no importa lo que pase, esto lo voy a escribir, porque este es mi empecinamiento, es mi locura, es mi destino. Y si salen los libros y los libros tienen éxito, eso ya es añadidura. También puede pasar que no salgan los libros, como lo de Kafka, que no publicó libros en vida, con excepción de relatos.
No importa si nadie me lee, no importa si no se publican mis libros, no importa lo que pase, esto lo voy a escribir, porque este es mi empecinamiento, es mi locura, es mi destino.
Horacio Castellanos Moya
YH: Cuando me comentaba esto de Thomas Bernhard, que dejó esta prohibición de que sus libros se publicaran, pensé en Kafka.
HC: Él quería que le quemaran la obra, que es todavía más radical. Claro que sabía que se lo estaba pidiendo a alguien que no lo iba a hacer, creo yo. Hay una trampa en eso, ¿no? Creo que si hablamos de decisiones radicales, nos competen únicamente a nosotros.
YH: Claro, si él realmente quería quemar su obra, ¿por qué no la quemó él?
HC: Ahí hay una inseguridad vital, que sus cuentos son parte de eso, una novela de la inseguridad humana. Nada más fue consecuente con su destino que lo inseguro.
¿Quién es Horacio Castellanos Moya, autor de El asco. Thomas Bernhard en San Salvador?
Nació en Tegucigalpa, Honduras, en 1957, pero a los cuatro años se mudó a El Salvador. Es escritor y periodista salvadoreño. Entre sus novelas más famosas se encuentran Baile con serpientes (1996), El asco. Thomas Bernhard en San Salvador (1997) e Insensatez (2004) Ha escrito trece novelas, ocho libros de cuentos y tres de poesía. En 2014 ganó el Premio Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas.