Quedé de verme con Brenda Navarro en el lobby de un famoso hotel de la ciudad donde se estaba hospedando y llegué a mi cita treinta minutos antes, y me senté en uno de los sillones a esperarla. La vi saliendo del elevador y sonreí, esperaba ese encuentro desde hace días, cuando descubrí que iba a venir a la ciudad y le envié un correo electrónico. Cuando nos encontramos, le di un abrazo como si fuera una amiga que no había visto en años, pero que me daba mucho gusto ver.
Conocí la escritura de Brenda Navarro durante la Pandemia. Por esos días me refugié en novelas, poemas, cuentos y ensayos de escritoras mexicanas, y una me llevaba a la otra. Cuando llegué a Casas Vacías, recién me había independizado de casa de mis padres. Buscaba formar un nuevo hogar conmigo y mi gatita recién adoptada. Mi casa estaba vacía, y quizá ese título me resonó más en la cabeza. Compré el libro en un viaje que hice sola a Oaxaca. Entré a una librería independiente y ahí lo vi. Casas vacías sería mi compañero de viaje y de mudanza. Cuando lo leí me generó un nudo en el estómago, me pareció una historia cruda. Sentí lo mismo con su otra novela, Ceniza en la Boca.
Michelle Vázquez: Las historias de tus libros se me hicieron muy crudas
Brenda Navarro: Bueno, ahí donde tú ves crudeza yo veo un mundo ficticio que trata de parecerse lo más cercano al humano. A mí lo que más me interesa, en general, es la condición humana. Vivimos en un tiempo en el que las narrativas oficiales nos dicen o es blanco o es negro, si no estás a favor mía estás en contra.
Y yo creo que la humanidad es mucho más compleja y me gusta reconocer dentro de cada persona, incluso en mí o probablemente después de mí, en todas las demás personas que puedo ser una horrible persona, pero a la vez puedo ser una persona que es capaz de dar amor o ternura genuina.
Eso a mí me interesa en las dos novelas: construir personajas que sean sumamente complejas, que las lectoras no se sientan cómodas con ellas, que unas veces nos pueden caer bien y otras veces nos pueden caer mal, que pueden empatizar con ellas o no, y sin embargo pueden comprender las decisiones que toman; entonces, claro que creo que hay crudeza, pero porque somos personas que hemos vivido en un mundo muy cruel y que además la narrativa oficial se empeña en decirnos que tenemos que ser felices.
Yo creo que el concepto de la felicidad como lo entendemos ahora es uno de los grandes daños que le estamos haciendo a la sociedad porque no hay felicidad y no hay felicidad ni siquiera esporádica, hay momentos específicos que te pueden dar alegría, pero que significan una serie de acciones o circunstancias que te hacen ser consciente de que estás contenta en ese momento, de que eres feliz al tomar una decisión o al estar viviendo una cosa en específica pero eso es muy esporádico, todo lo demás es lo constante y lograr entender eso es lo que me interesa de las dos novelas: que existen varias vertientes, no solo el ser alegre, que quizá uno espera eso a veces en los libros.
Creo que la realidad es mucho más cruel. Y que vivimos en un país donde esa realidad siempre supera la ficción. Y en la realidad no hay un sentido, la realidad de pronto suele ser demasiado caótica. Hay demasiadas verdades y yo creo que esa crudeza que tú lees, que no es que no exista en realidad, trata como de aligerar un poco justo la violencia que vivimos, que se vive en México.
Creo que la realidad es mucho más cruel. Y que vivimos en un país donde esa realidad siempre supera la ficción. Y en la realidad no hay un sentido, la realidad de pronto suele ser demasiado caótica. Hay demasiadas verdades y yo creo que esa crudeza que tú lees, que no es que no exista en realidad, trata como de aligerar un poco justo la violencia que vivimos, que se vive en México.
MV: ¿Por qué sentías que estas historias merecían ser contadas?
BN: Bueno, en el caso de Casas Vacías, yo no estaba ni siquiera consciente de lo que podría suceder con el libro. Yo empecé a escribir el libro porque quería saber si yo era capaz de escribir una novela con el trabajo que implica escribir una novela. Nunca me imaginé que iba a suceder lo que sucedió con el libro, no fui consciente de que quería contar esta historia porque merece ser contada sino porque estábamos viviendo un montón de casos de violencia todo el tiempo de gente desaparecida, y yo me preguntaba qué pasaba dentro de las casas, porque es muy distinto cuando hay titulares; es distinto cuando el gobierno dice algo sobre estos casos, es como una versión acotada sin ningún tipo de contexto, y yo me preguntaba qué pasa con las madres de personas desaparecidas, o sea, cómo sobreviven el día a día, cómo es que siguen teniendo una vida normal.
Yo me preguntaba qué pasaba dentro de las casas, porque es muy distinto cuando hay titulares; es distinto cuando el gobierno dice algo sobre estos casos, es como una versión acotada sin ningún tipo de contexto, y yo me preguntaba qué pasa con las madres de personas desaparecidas, o sea, cómo sobreviven el día a día, cómo es que siguen teniendo una vida normal.
Brenda Navarro
La novela además me acercó a un proyecto en el que yo colaboré con madres de personas desaparecidas pero muchos años después, y claro que me di cuenta de que no solo siguen viviendo sino que son capaces de poner al Estado en jaque.
Para mí era importante que en este mundo literario, no importa tu clase social ni la forma en la que piensas, estamos atravesadas por ese dolor como país, no podemos imaginarnos un México en cincuenta años y que no estemos todavía hablando de las repercusiones de lo que estamos viviendo actualmente.
MV: Dentro de tu curiosidad, ¿escribiste este libro como para entender un poco lo que sucedía en el país?
BN: Sí, un poco, porque sí creo que la realidad es muy caótica y que hay veces que creemos, y esto nos lo decimos la mayoría de las personas, “bueno, a lo mejor esto me pasó por algo o tuve que vivir tal cosa para llegar a este lugar”. Nos vamos generando una narrativa que le dé sentido a nuestras vidas y para mí en ese momento todo era sin sentido, todo era tan caótico, creo que todavía lo sigue siendo. Todo era tan no verdadero que necesitaba yo tratar de comprenderme mediante escribir estas historias, qué era lo que yo estaba viviendo como ciudadana, porque no es que yo tuviera una persona desaparecida sino que quería entender un poco ese proceso porque necesitábamos un montón de respuestas por 2013 a 2015 y todavía las necesitamos.
MV: ¿Tú alguna vez has habitado una casa vacía?
BN: Yo he dejado como tres o cuatro casas llenas, pero las he dejado vacías como para volver a empezar, y la sensación que yo tengo respecto a eso, es justo la cantidad de cosas que se estaban construyendo en esos lugares y que por diferentes circunstancias he dicho “ya no más”.
También he vivido en una casa en la que no teníamos muebles porque no teníamos dinero, y Casas Vacías la escribo en una casa que no tenía muebles. Estábamos muy precarios en ese momento, y tiene que ver con la soledad, como con ese empezar, con dolores que nos mueven a otros lugares en los que tenemos que cargar con ellos, y empezamos vacías porque tenemos que volver a rellenar esas historias.
Casas Vacías la escribo en una casa que no tenía muebles. Estábamos muy precarios en ese momento, y tiene que ver con la soledad, como con ese empezar, con dolores que nos mueven a otros lugares en los que tenemos que cargar con ellos, y empezamos vacías porque tenemos que volver a rellenar esas historias.
Brenda Navarro
MV: ¿Cómo has llenado después tu casa, me refiero a nuestro propio hogar que somos nosotras? Pienso que en algún punto nos hemos vaciado y nos tenemos que volver a llenar, me refiero también a ese momento de soledad; de hecho tienes una frase que me encanta y la subrayé en el libro: “Una cree que hay demasiada libertad en el aire y no se percata de que es fácil crearse una prisión propia, una sale de la primera jaula familiar y trastabillea, da pasos en falso, agita torpemente las alas y se pone a recolectar niditos de todo”
Creo que eso representa muy bien como el volver a llenar esa casa vacía.
BN: Pienso que vivimos en una sociedad en la que nos piden que irremediablemente terminemos formando una casa y que eso a las mujeres además les cuesta mucho más que a los hombres. Vamos diciendo que estamos tomando decisiones de forma libre y autónoma cuando en realidad estamos todavía expeditadas a las circunstancias sociales y estamos esperando que nos sucedan cosas que nos dicen que le puede suceder a las demás personas, y la realidad es que sí, que nos suceden las mismas cosas pero no las que queremos que nos sucedan y eso genera un vacío, un poco esta sensación que seguramente sientes más tú que yo de decirme “a mí me contaron que si me esforzaba mucho iban a suceder cosas que no nos están sucediendo” y que en todo caso son responsabilidad de mis generaciones, de quejarnos un montón pero en realidad tener miedo a realmente ser personas autónomas e independientes y me parece que eso las nuevas generaciones sí que se lo están cuestionando y que ustedes están generándose redes entre amigas, incluso entre familia, que nosotras hemos estado rechazando porque creíamos que la libertad era ser independientes. Y la realidad es que mientras más aspiramos a ese concepto de independencia, más solas estamos y más supeditadas estamos al mercado laboral, a la familia.
Ustedes están generándose redes entre amigas, incluso entre familia, que nosotras hemos estado rechazando porque creíamos que la libertad era ser independientes. Y la realidad es que mientras más aspiramos a ese concepto de independencia, más solas estamos y más supeditadas estamos al mercado laboral, a la familia.
Brenda Navarro
MV: ¿En qué tipo de jaula crees que nos encerramos como mexicanas?
BN: Yo creo que la jaula que estamos viviendo actualmente es una jaula que nos han impuesto, que sea una normalidad que asesinen a diez mujeres al día, que tengamos que seguir haciéndonos en los trabajos de cuidados y domésticos, que no podamos aspirar a realmente ser autónomas económicamente, es una jaula muy dolorosa de la que nos está costando mucho encontrar la llave, porque está muy lejos la llave, es muy difícil.
Lo que creo que, o a lo que yo aspiraría y que ya no veré yo, yo creo que de verdad me voy a morir y no voy a ver ese cambio, es a que es tanta la fuerza que tienen las nuevas generaciones, de querer romperla que se va a romper, pero va a ser un proceso doloroso como todo lo que vivimos en México.
Va a ser un proceso que va a afectar primero a quienes probablemente no se lo merecen, es un poco lo que sucede ahora con las comunidades que están defendiendo los territorios, que están defendiendo el derecho al agua, y lo están haciendo desde la precariedad, lo están haciendo sin ningún tipo de recurso. Apuesto a que van a seguir sucediendo estas cosas y por este tipo de fenómenos y de movimientos de mujeres, que sean o no feministas que están ahí, es que México se sostiene, entonces es una jaula muy difícil, pero que las mujeres lo están sabiendo esquivar bien hasta que se rompa. Estoy segura de que se va a romper, se está rompiendo porque se están matando entre los hombres y eso va a generar estrados que no tenemos idea de cómo, pero es una jaula económica.
Que sea una normalidad que asesinen a diez mujeres al día, que tengamos que seguir haciéndonos en los trabajos de cuidados y domésticos, que no podamos aspirar a realmente ser autónomas económicamente, es una jaula muy dolorosa de la que nos está costando mucho encontrar la llave, porque está muy lejos la llave, es muy difícil.
Brenda Navarro
MV: ¿Y cuáles son las alas que te han impulsado a salir de las jaulas en las que quizá tú has estado?
BN: Yo creo que probablemente estoy en muchas jaulas de las que tampoco soy consciente, eso lo aprendí leyendo Casa de Muñecas, de Ibsen, que una cree que está haciendo las cosas bien, que está haciendo cosas de forma autónoma, pero siempre hay jaulas, y tú rascas, siempre estás respondiendo a un amo y es complicado.
Lo que a mí me ha servido mucho fue el hecho de moverme de mi país de origen, empezar realmente de cero, empezar sin ningún tipo de comunidad, sin ningún tipo de seguridad económica, de no conocer a nadie. Creo que sí me ha hecho más fuerte, me ha hecho saber que, no que el cambio esté en mí en absoluto, pero sí que está en mis manos cómo vivirlo. De lo que me he dado cuenta es que si algo me ha sostenido emocionalmente en este tiempo, es justo lo que he aprendido en México, que es justo a acompañarnos, saber que al menos por WhatsApp o por Twitter o por lo que sea, tengo gente que me sostiene, ¿sabes? como los afectos. Creo que lo que me ha permitido seguir adelante son los afectos y la ternura.
De lo que me he dado cuenta es que si algo me ha sostenido emocionalmente en este tiempo, es justo lo que he aprendido en México, que es justo a acompañarnos, saber que al menos por WhatsApp o por Twitter o por lo que sea, tengo gente que me sostiene, ¿sabes? como los afectos. Creo que lo que me ha permitido seguir adelante son los afectos y la ternura.
Brenda Navarro
MV :¿Brenda, tú soñabas con ser escritora o solamente sucedió?
BN: Yo sabía que quería contar historias, recuerdo que yo tenía a mi mejor amiga, había veces que yo le contaba lo que iba a soñar, me gustaba inventarle historias.
MV:¿Soñando cuando te ibas a dormir?
BN: Sí, sí, o sea ella se empezaba a dormir y yo le contaba cosas que iba a soñar, yo ya no sé si soñaba o no, pero le decía vas a soñar no sé qué y no sé cuánto, y me inventaba cosas. Con mis hijas pasa lo mismo, cuando no pueden dormir les digo “mira vas a soñar esto y que te gustaría, inventa historias”.
No me lo inventé yo, pero este juego de tú empiezas una historia y luego sigue la otra persona y así es como una tradición con mis hijas. Empiezo yo a decirles “a ver, ¿está pasando esto? ¿qué sucedería?” y entonces vamos ahí contándonos historias.
Eso sí que desde niña. Mi mamá dice que me oía jugar a las Barbies y me inventaba unos dramones. Siempre me gustó inventar mundos, eso sí lo tuve claro. Escritora no, porque para mí ser escritora cuando tenía diez, dieciséis años era para alguien que tenía dinero, era alguien que pertenecía a una elite cultural a la que yo no tenía ningún tipo de acceso, era gente que según yo era muy inteligente y que necesitaba ser muy inteligente para ser escritora y yo misma me puse esa barrera.
“No voy a ser escritora porque no soy Octavio Paz”, pero quería ser cineasta y eso era lo que yo decía: “¿qué vas a hacer? cineasta, ¿qué vas a escribir? guiones”, era un poco lo que quería, pero luego me di cuenta que es mucho más fácil escribir un libro que un guión, porque tú escribes un guión y luego para que se realice otra vez tienes que tener contactos, tienes que tener dinero para sostener ese proyecto y escribir afortunadamente implica mucho tiempo pero no mucha inversión de dinero, entonces fui a escritora porque fue lo más fácil para inventar historias.
MV: Yo soy mucho de la tierra, como de la realidad, pero también me gustaría perderme en mi mundo, ¿no? Y digo, ¿cómo le hacen? O sea, ¿cómo te vas y te inventas?
BN: Creo que es más querer evadirnos de la realidad porque creo que somos demasiado sensibles y no sabemos qué hacer con eso, entonces mejor nos evadimos.
MV: Bueno vi que eres Piscis, entonces los piscis son mucho de soñar
BN: Sí, ahí es alguna cosa que bromeo, pero es verdad, o sea, a mí si hay algo que me molesta es que me interrumpan de soñar despierta, o sea, hay veces que no es que no quiero estar con gente, sino que necesito estar en mi mundo un rato, pero es verdad que sí, tendemos a inventarnos muchas historias.
MV: Aunque también mucho de lo que está en el mundo surge a través de los sueños, de la imaginación, entonces creo que eso es muy importante. Y para finalizar, ¿qué le dirías a la Brenda de ocho años?
BN: Le diría: “Eso que te dicen que está mal, es lo que te va a hacer ganar dinero y ser autónoma. Es estar soñando todo el tiempo, deja de estar papando moscas, haz cosas prácticas, es como ser tú misma”, y le diría: “No importa lo que pase, tienes que buscar tu autonomía económica”, que es lo que le digo a mis hijas: “Sueña lo que quieras, vas a hacer lo que quieras, pero siempre pensando en tu autonomía económica. Nunca dependas de un hombre para sobrevivir económicamente”.
Le diría: “Eso que te dicen que está mal, es lo que te va a hacer ganar dinero y ser autónoma. Es estar soñando todo el tiempo, deja de estar papando moscas, haz cosas prácticas, es como ser tú misma”, y le diría: “No importa lo que pase, tienes que buscar tu autonomía económica”, que es lo que le digo a mis hijas: “Sueña lo que quieras, vas a hacer lo que quieras, pero siempre pensando en tu autonomía económica. Nunca dependas de un hombre para sobrevivir económicamente”.
Brenda Navarro
Brenda es una mujer valiente y curiosa que quería hacer cosas dentro del mundo editorial. El acceso de las mujeres al mercado editorial siempre fue su interés literario cuando estudiaba la licenciatura, pero también su interés ciudadano, y por eso junto con un grupo de mujeres crearon Enjambre Literario.
BN: Las cifras siguen diciendo que los hombres siguen siendo más publicados y Enjambre respondía un poco a eso. Era una comunidad que hacía las cosas por amor al arte, que editábamos libros para que una historia que nos parecía que era buena pudiera tener el soporte de un libro, porque la realidad es que seguimos esperando que un escritor tenga un libro impreso.
Aunque tú seas una gran escritora, si no tienes un libro impreso, no te consideran escritora. Y la idea era que las escritoras pudieran decir “aquí hay un libro mío publicado, impreso, soportado por una comunidad de lectoras” y que las editoriales que tienen la infraestructura dijeran “me lo llevo” y que se pudiera publicar en otros lados. El problema es que lo hacíamos por amor al arte. Estábamos en números rojos. Llegó la pandemia y decidimos parar porque no podíamos, era insostenible. Y también porque yo he entrado al mundo editorial de una forma muy benévola y me he dado cuenta que hay dinero y que no es justo que las mujeres sigamos trabajando gratis.
Entonces una decisión fue “no vamos a seguir trabajando gratis, no vamos a seguir invirtiendo tiempo y esfuerzo por cosas que se le están pagando a los hombres y se le está pagando a cierta élite cultural”. Sé que se va a retomar, porque sí estoy segura de que hay un mercado muy importante en México y que es el que está decidiendo realmente lo que sucede en América Latina.
Finalizamos la entrevista y salimos a caminar para hacerle unas fotografías. Le agradezco por su tiempo y nos damos un abrazo. Le cuento que hago esta entrevista por amor al arte y que al final siempre termino agradecida de poder escuchar a escritoras que admiro, porque sus palabras resuenan fuerte en mi ser.
Gracias, Brenda, también los afectos, los sueños y la ternura me dan el impulso para seguir volando en esta vida.
¿Quién es Brenda Navarro, autora de Casas Vacías y Ceniza en la boca?
Brenda Navarro nació un 26 de febrero de 1982; es escritora, socióloga y economista mexicana, autora de los libros Casas Vacías y Ceniza en la boca.