Hay algo raro en ver la vida condensada de una persona en menos de hora y media. La ves viajar, enamorarse, consolidar su carrera y envejecer en tan poco tiempo, que te preguntas si así es cómo se verá tu vida en retrospectiva cuando tengas ochenta años. Patricia Highsmith, en este documental (Loving Highsmith), declara en un fragmento que no le gustaban las entrevistas. La hacían sentir desnuda, desprotegida, algo así. No me imagino cómo habrá tomado este documental en el que se repasa su obra y vida y se entra a su intimidad para ver más allá de la escritora que hemos leído.
Todos los títulos de películas, libros, documentales o series siempre encierran un significado. Loving Highsmith (Amando a Highsmith, en español) no es la excepción. ¿Por qué? Porque este documental se centra en el testimonio de algunas parejas que tuvo Highsmith, mujeres que cuentan cómo era ella o dan su punto de vista sobre el momento que la conocieron o sobre algún detalle de su vida personal que solo quien la conoció de manera tan íntima podría explicar. Por ejemplo, no le gustaba que leyeran sus diarios y también que era muy buena conquistando mujeres. “Era una persona que era fácil querer”, dice una.
Además detallan cómo determinados pasajes de lo que vivieron con ella aparecían en ciertos libros. No tal cómo fueron, sino que transportaba cierta esencia de su persona en un personaje (mención especial lo de Carol). Una voz en off, que se parece mucho a la voz de Patricia Highsmith, va relatando pasajes de sus diarios o cartas. La narración se intercala con fotos (algunas inéditas) y las entrevistas a las mujeres, que muchas veces la cámara persigue.
No olvidemos que es un documental y como todo documental tiene cierto sesgo, perspectiva o como quieran llamarle, sobre lo que está contando. Se ve una tendencia más a hablar sobre las pasiones, amores y las relaciones interpersonales de la autora; sobre su oficio, su temperamento, sus desilusiones. A la directora Eva Vitija-Scheidegger no se le vio con muchas ganas de ahondar en otros aspectos que unos críticos le reclaman, por ejemplo el antisemitismo de la autora, su racismo o su xenofobia.
Solo hay como dos pinceladas que lo mencionan. Pero esto no es Oppenheimer (que también nos gustó). Es una pequeña ventana al mundo y la vida de Patricia Highsmith. Bien narrado, incluso entretenido. Tal vez se eche de menos un cambio de ritmo o un toque emocionante que agite un poco la pantalla. Pero a lo mejor no es tan necesario: para disfrutarlo tiene que interesarte, principalmente, Patricia Highsmith. Es un documental a la medida exacta de la autora: discreto, simple, elegante.