Conocí a la escritora y periodista Michelle Recinos en la Feria del Libro en Guadalajara en 2023. A pesar de su juventud (nació en 1997), su carrera como escritora se está consolidando gracias a los temas que aborda. En la presentación de su libro Sustancia de Hígado, Sergio Ramírez se sorprendió por la forma en que exponía sus puntos de vista y mencionó: “Michelle nos habla de una larga vida y nació en 1997″. Platiqué con ella.
Benjamín Torres: Ya has ganado premios
Michelle Recinos: Justo el año pasado gané el premio Centroamericano de Cuento de Centroamérica Cuenta, de la revista Carátula. Todo esto que organiza Sergio Ramírez.. Y a los meses gané el Monteforte Toledo. No me esperaba ganar, pero digamos que me he acercado más al tema de escribir a través del periodismo de investigación.
BT: Porque tú eres periodista
MR: Los temas que escribo de literatura son todas aquellas historias que no lograron hacerse para el periodismo. No toda mi obra está inspirada cien por ciento en hechos reales, digamos entre comillas. Pero sí estoy convencidisima que la literatura nos da otras licencias. Al final está chido conjugar tanto el periodismo, que es todo lo duro, toda la verdad, el rigor, con el tema de la literatura, en donde puedes ser todo lo libre posible. No sé si lo he logrado bien, pero lo estoy practicando.
BT: ¿El periodismo te ha dado malos momentos?
MR: Yo hablo desde el contexto de Centroamérica, en específico de El Salvador, que es la violencia, la anticonstitucionalidad, la dictadura, todo. Pero aquí es una discusión un poco más extensa. Yo creo que hay que desmitificar la figura tanto del escritor como del periodista. Pero en este caso, hablando de la del periodista. Gabriel García Márquez dijo que es el oficio más bonito del mundo. Eso es paja. Es un oficio pesado, cansado, precarizado. Te expones. Tu salud mental, ya ni hablemos de eso. Las amenazas.
Nuestra generación, de cierta forma, lo está intentando cambiar. Creo que a través de la literatura sí se puede un poquito más adentrarse en esa humanidad, ya que el periodismo, por el mismo rigor, por los mismos datos, por toda esta cosa de la eficacia y que tienes que salir primero, no te permite. Y el tiempo que tardas en escribir algo periodístico o literario. En periodismo estás más sujeto a encontrar un dato o una fuente, y en la literatura es más de crear cosas creativas. Aunque no todo es publicable. Yo creo que es lo mismo.
Al final son como dos raíces de un mismo árbol. Es decir, en las dos estás buscando contar una historia. Y no porque en una los datos sean rigurosos vale más, no porque en otra tenés la libertad de inventar cualquier cosa, vale menos, sino que son dos disciplinas completamente distintas, pero que al final hacen como, para mí, una cosa preciosa. Es quizás como lo revolucionario. De no decir: “ah, yo soy periodista, entonces no puedo”.
Gabriel García Márquez dijo que es el oficio más bonito del mundo. Eso es paja. Es un oficio pesado, cansado, precarizado. Te expones. Tu salud mental, ya ni hablemos de eso. Las amenazas.
BT: Tu cuento Barberos habla sobre la detención arbitraria de El Salvador, ¿los demás cuentos son de esa misma dinámica?, ¿cómo te defines como escritora?
MR: Yo tengo la máxima de decir que lo mío es el resentimiento. Mis libros están llenos de resentimiento. De diversas esferas de la vida. Digamos, Barberos es un huelga, es puro resentimiento ante el régimen de excepción y la violación de derechos humanos. Es resentimiento también ante el individualismo de buena parte de la sociedad salvadoreña que sigue viviendo con esta idea de “mientras a mi techito que está sobre mi cabeza no le pase nada, todo está bien”.
Daisy Miller, que es el otro cuento ganador, es resentimiento contra la cosificación de la mujer, la violencia contra la mujer. Que empieza desde la hipersexualización hasta de lo que va el cuento que es de las fosas clandestinas, que en El Salvador son bien comunes. Resentimiento en contra de las relaciones interpersonales, porque también trato bastante el tema de las relaciones interpersonales, las relaciones de pareja. Entonces sí, lo mío es el resentimiento; en general de mi obra.
Mis libros están llenos de resentimiento. De diversas esferas de la vida.
BT: ¿Cómo te formaste como escritora?
MR: La verdad es que yo no vengo de una familia que tenga una tradición bien infundada de leer en general. Desde pequeña me gustaba y yo valoro los esfuerzos de mi familia que, como digo, no tenían esa tradición. Entonces intentaban como sanar o calmar esa mi sed de estar leyendo con cualquier cosa que encontraban. Ya cuando fui creciendo, tuve acceso más a libros.
Empecé a escribir ya como a los veinte años. Y lo hacía por hobby, no me gusta la frase, pero así lo veía en ese entonces. Las personas que admiro, la mayoría son cuentistas. Tengo que mencionar a Stephen King, creo que es un acercamiento precioso a la literatura. De hecho, yo llegué a la literatura específicamente leyendo libros de Stephen King. Y eso me llevó, por ejemplo, a J.D. Salinger en El guardián del centeno, que de una u otra forma yo me identifiqué bastante con ese personaje, Holden Caulfield, que es el protagonista. Desde ahí viene esta cosa de personajes resentidos históricamente. Luego está Dorothy Parker, otra cuentista gringa. Y también Chuck Palahniuk, me encanta. Como cuentista también.
En habla hispana Fernanda Melchor, Mariana Enríquez, Mónica Ojeda. Bueno, en El Salvador tenemos a Claudia Hernández, que es una cuentista increíble. Jacinta Escudos, otra cuentista increíble.
Presentación del libro de Michelle Recinos, Sustancia de Hígado
El libro de Michelle Recinos, Sustancia de Hígado, se presentó en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara el 27 de noviembre de 2023. Junto a ella estaban el escritor nicaragüense Sergio Ramírez y el editor guatemalteco Raúl Figueroa. Compartimos algunas impresiones de Michelle Recintos sobre su libro Sustancia de Hígado, la literatura, El Salvador y el periodismo.
Sobre el periodismo
MR: Ya sabemos que este señor García Márquez dijo que el periodismo es el oficio más precioso del mundo, pero eso es mentira, sobre todo en regiones tan convulsas como la nuestra, que es Centroamérica, sobre todo en el Triángulo Norte de Centroamérica. A partir del trabajo del periodismo de investigación, que es precisamente como a lo que me dedico, he estado de frente de un montón de cosas que el actual régimen salvadoreño está intentando a toda costa borrar.
Somos un país geográficamente bendecido, pero la desgracia que tenemos de gobierno en general, en la historia. Una cosa que es bien importante de mencionar es que este libro, y la mayoría de cosas que yo escribo parten desde acercamientos directos con estas realidades que pasan en un país de Centroamérica; de hecho, es una región tan cercana, pero somos tan distintos, es como varias islas dentro de un mismo ismo y El Salvador es como que si hubiera cinco, seis, siete distintos El Salvador dentro de un mismo El Salvador.
De este lado del periodismo, siempre por todo esto de la inmediatez, se convierte solo en un número. “Ay, otra cosa” y vamos cursando y vemos en Twitter, “ay sí, otra cosa”. Y es como, “ay sí, otra cosa”. Encontraron algo más y nos indignamos en el momento y va. Entonces, creo que desde la literatura se puede como acceder a todas esas cuestiones más humanas que están detrás de todas estas cosas que tenemos tan normalizadas en nuestros territorios más sangrientos.
La mayoría de cosas que yo escribo parten desde acercamientos directos con estas realidades que pasan en un país de Centroamérica
Sobre la literatura y los cuentos de Sustancia de Hígado
MR: La literatura parte siempre de la realidad. También pasé por la realidad del call center. En países como El Salvador, Guatemala, Honduras, Colombia, Asia, Filipinas. Era una como especie de solidaridad extraña ante la explotación. Porque creo que desde el 2010 para acá, el tema del call center fue como casi la única, me atrevería a decir que quizás la única esperanza de empleo para los jóvenes en El Salvador. Me atrevo a decir que tal vez en Centroamérica. Es todo aquello de un nuevo sistema de esclavitud. Las condiciones bajo las que trabajamos son horribles. Es también otro tema que también quise retratar.
Hay mucha gente que puede decir como, “ay, no, esos temas no caben dentro de la literatura. La literatura solo trata temas como muy inteligentes”, pero yo creo que es importante mencionar que existen estos submundos. Entonces quise retratarlo como a partir de mi vivencia. También hablarle como a toda la gente que haya pasado, que tenga una idea de qué es El Salvador. Qué es el pinche call center. Es un tema bien importante para nuestras realidades sociales.
De hecho, en El Salvador, en Centroamérica, hay academias en las que te especializan para que vayas a trabajar en un call center. Entonces, eso vos te lo imaginas. Soy una persona privilegiada porque tuve acceso a educación. Yo lo puedo ver y decir como qué utópico esto. Pero hay muchos jóvenes que es su sueño, es lo que quieren. Es la misma lógica de seguir en la esclavitud. Entonces son cosas que yo considero que son necesarias poner el ojos. No verlas necesariamente como parte de la normalidad. Porque son parte de nuestra normalidad.
Creo que desde la literatura se puede como acceder a todas esas cuestiones más humanas que están detrás de todas estas cosas que tenemos tan normalizadas en nuestros territorios más sangrientos.
Pero creo que, no sé si lo hice bien, no sé si lo hice mal. Ahí radica como lo que yo quería poner de mi parte en el tema de la creación literaria. Traer a la mesa esos temas que son necesarios, temas que parece que no tienen espacio en otros lugares. En el caso del cuento de Daysi Miller. Está inspirado en el tema de las fosas clandestinas y las desapariciones. Creo que desde la literatura se puede como acceder a todas esas cuestiones más humanas que están detrás de todas estas cosas que tenemos tan normalizadas en nuestros territorios más sangrientos. También con otros cuentos que no necesariamente tienen que ver directamente con la coyuntura política.
Yo les decía que mis libros están llenos de resentimiento. Y es resentimiento en contra de varias cosas. Smith es uno de los cuentos que más disfrute escribir. Surgió de una cobertura periodística cuando me tocó cubrir el tema de de las niñas madres que al final sus familias las acompañan con sus agresores porque en El Salvador está penado el matrimonio infantil pero no hay ninguna cláusula que hable de las uniones tempranas.
Entonces me tocó hablar con niñas de doce años que estaban acompañadas con hombres de treinta y eso nadie lo ve eso, es un vacío legal y a donde vas te dicen “no, es un vacío legal”, de ahí surgió bastante la idea de ver a estas niñas solamente como víctimas y quise plantearlo como las organizaciones Provida instrumentalizan en realidad el sufrimiento y la miseria que tiene que existir en una sociedad para que una niña de doce años esté pariendo entonces y como se hace desde el tema de la hipocresía.
Sobre la literatura en El Salvador
Las editoriales independientes de Centroamérica, por lo menos en El Salvador, se están echando el equipo al hombro, publicando a personas que merecen ser publicadas. Sabemos en el contexto en el que estamos y el contexto de autoritarismo también salpica a qué voces se le va a dar como prioridad y quiénes desde el oficialismo. Quiénes van a salir a reducir y quiénes obviamente van a ser descartados.
Sí hay un montón de gente que está escribiendo bien, hay que decirlo. Hay que desmontar este otro mito de que en Centroamérica no se lee, no se escribe, porque creo que es una cosa bien colonialista. Sí se está escribiendo, sí se están haciendo un montón de cosas. Tengo una perspectiva bien positiva porque hay bastante talento.
Sobre el título de Sustancia de Hígado
MR: A Raúl no le gustaba Sustancia de Hígado. Yo cuando terminé el libro dije “aquí falta el cuento que se llama Sustancia de Hígado”. Lo que proponía, Sustancia de Hígado, es porque yo sentía que estos cuentos, y bueno, en general las cosas que escribo suelen ser escritas con el hígado. Entonces, como mencionaba, hay bastante resentimiento. Hay un libro que viene del hígado y eso le decía yo a Raúl.
La verdad es que creo que ese es otro mito que también tenemos que desmintificar. El tema del escritor, el periodista, la periodista como el superhéroe que va a venir con un libro a salvar el mundo. Al final este libro no era ningún panfleto para derrocar la dictadura de Bukele, era simplemente un libro que estaba buscando la realidad. Y si a través de mostrar la realidad yo puedo generar un cambio, pues qué chido.
No se debe de perder esa esencia de la literatura, pero solamente dejar un registro, no pretender cambiar el mundo, porque a veces cuando estamos jóvenes es como “yo voy a escribir la novela que va a derrotar a Cortázar” y no, es de ir trabajando, viendo qué sale y precisamente eso, escribir y ejercitarse.
Hay que desmontar este otro mito de que en Centroamérica no se lee, no se escribe, porque creo que es una cosa bien colonialista. Sí se está escribiendo, sí se están haciendo un montón de cosas.
