Roberto Bolaño es considerado uno de los mejores escritores contemporáneos. Su temprana muerte en el 2003, a los cincuenta y tres años, no ha detenido el creciente interés por su obra por parte de las nuevas generaciones. Su vida personal va ligada a su obra, al saber retratar muy bien la generación mexicana de los años setenta. Él mismo se encargó de ficcionalizar su vida, la vida de los jóvenes poetas del Distrito Federal, que a la vez eran sus amigos, y del entorno mexicano de aquellos años. En este artículo quiero enfocarme en Lisa Johnson, la novia de su juventud que al parecer lo dejó muy marcado y que retrata en su obra

A grandes rasgos: nació en Santiago de Chile en 1953, llegó junto a su familia al Distrito Federal en el 68. Regresa a Chile y vuelve a México en el 74, al año siguiente fundó (junto a Mario Santiago y José Vicente Anaya, Rubén Medina y José Rosas Ribeyro) un movimiento literario llamado Infrarrealismo. En 1977 abandona México y después de viajar por varios países se instala en 1986 en Blanes, pueblo cerca de Barcelona, España. Posteriormente empieza  a ser reconocido por su obra literaria y deja de ser un escritor desconocido. 

Roberto Bolaño en México
Roberto Bolaño vivió su juventud en México

He sido un ferviente lector de su obra, tanto de su poesía como de sus ensayos y su narrativa. Recientemente (y me refiero a hace unos años) se han hecho varias investigaciones en torno a su persona y su obra. Yo, como interesado en Bolaño, he leído varias de ellas.

Entre los que hemos leído o estudiado su obra conocemos algunas de sus obsesiones o temas recurrentes. Una de ellas que me llamó considerablemente la atención, es el hincapié que hace sobre Lisa Johnson, el gran amor de su vida. Esa mención se ha ido repitiendo a lo largo de su obra y entrevistas. Busqué y al parecer no hay un compendio en específico sobre ella en relación a Bolaño en un solo sitio.

Siempre son retazos o recortes (por llamarlos de alguna manera) aludidos primero por él (obra y entrevistas) o por un estudio, o por una investigación, o por alguna entrevista a personas relacionadas a él. Ya la había visto mencionada muchas veces, así que me dediqué a profundizar y recopilar cómo ella afectó en su obra y en su vida, desde que la conoció hasta el año de su muerte. 

Cartel de recital de Lisa Johnson
Cartel de recital donde sale anunciada la participación de Lisa Johnson

La importancia de Lisa Johnson alias Laura Jáuregui en la obra de Roberto Bolaño

Roberto Bolaño regresa a México en el año 1974. No hallé referencias directas de la fecha exacta en que conoció a Lisa Johnson, pero ella ya se halla entre las primeras poetas cuando se fundó el Infrarrealismo en 1975. Por lo que se puede deducir que la conoció entre esos dos años. Roberto, como ya he dicho, ficcionalizó a sus compañeros y amigos a lo largo de su obra, y todos esos poetas no iban a ser la excepción. Su novela donde relata todos esos años se llama  Los detectives salvajes. Allí, él se autonombra como Arturo Belano y a ella la nombra Laura Jáuregui; ella sólo aparecerá tres veces en dicha novela. 

 

Laura Jáuregui es Lisa Johnson (fue novia de Bolaño; ahora es una prestigiada bióloga, investigadora en la UNAM).”

Vicente Anaya y Heriberto Yépez.

Publicado en la revista Replicante (México, nº 9, Año III, noviembre 2006 – enero 2007)

 

En esa novela, él mismo explicaría su versión de cómo la conoció; pero claro, al ser ficción no se podría tomar como una referencia real pero sí una aproximación; incluso el año en que él redacta que la conoció no concuerda pero se aproxima. Veamos:

 

Laura Jáuregui, Tlalpan, México DF, Enero de 1976:  “Esto ocurrió a finales de 1973. (…) Yo me acababa de matricular en la facultad de filosofía y letras. (…) Entré y toqué el timbre y la puerta se abrió y un tipo al que nunca había visto me preguntó  a quién buscaba. Era Arturo Belano., (…) y nos besamos por primera vez, y luego estuvimos juntos bastantes meses y nos pusimos a vivir juntos y después sucedió lo que sucedió, es decir nos separamos y yo volví a vivir con mi madre y me matriculé en Biología.

Los Detectives Salvajes, 1998

Como allí se cuenta, Bolaño y ella empezaron a frecuentarse e incluso llegaron a vivir juntos. Ella rompió con Roberto Bolaño y con el grupo de infrarrealistas en el año 1976. ¿Las razones? Por malas experiencias, en apariencia. El mismo Bolaño relatará en la segunda participación de Laura Jáuregui en su novela una de las posibles causas.

 

Laura Jáuregui, Tlalpan, México Df, Mayo, 1976: La universidad era real, la Facultad de Biología era real, mis profesores eran reales, mis profesores eran reales, mis compañeros eran reales, con objetivos más o menos claros, Ellos no. (…)Trataré de resumir y ser concisa: el mayor problema era que casi todos tenían veinte años y se comportaban como si no hubieran cumplido los quince.

Los Detectives Salvajes, 1998

 

Lisa Johnson estudió biología y a esa profesión se dedica; ella rompió muy temprano con el grupo disgustada por malas experiencias.

 Hiram Barrios, en Cuadrivio, blog

 

Roberto quedó devastado, al borde del suicidio. En una entrevista que le hicieron a su padre, León Bolaño, en el 2006, comentó: 

“Vivieron juntos, pero la madre de ella los separó. ‘Qué ganas con un escritor que no tiene nada’, le decía. Quedó muy mal. No dormía, estaba muy enamorado y pensó matarse. Lo convencí de que matarse por una mujer es una pendejada”.

León Bolaño

La historia no contada de León Bolaño, Andrés Gómez Bravo, en La Tercera Cultura, Sábado 7 de Octubre de 2006.

 

Así mismo su madrastra, María Irene Mendoza, esposa de su padre, en una entrevista pero en el 2011 comentó: 

“La habitación de Roberto era muy sencilla, lo más llamativo era la mesa redonda de madera en donde a parte de estar su máquina de escribir, había gruesas montañas de libros y ceniceros repletos de la colillas de cigarros.

A esa habitación Roberto llevó a vivir a Lisa Johnson, su novia. Apenas tenían un mes y días, cuando la madre de Lisa fue por ella y la convenció de dejar al joven escritor.

“Roberto queda muy decaído, muy triste, una ocasión no sé por qué motivo llegué temprano de trabajar y toqué a su pieza porque escuchaba como un quejido, pero no me abría, abro y estaba sobre la cama acostado, quejándose, hasta estaba espumando de la boca”.

Irene salió corriendo a buscar ayuda a una clínica cerca de la casa, en donde le practicaron “un lavado de estomago, porque se había tomado muchas pastillas”

Plaza de armas. El Periódico de Querétaro en voz de María Irene Mendoza, viuda de León Bolaño Carné, padre del escritor, 2011.

 

A raíz de esta ruptura y entre otras cosas (como que ya se había cansado del ambiente mexicano), en 1977 Roberto decide marcharse a Europa, donde años antes su madre y su hermana se habían ido a vivir. En una entrevista que le hicieron en 1998, cuando le preguntaron acerca de su partida de México, respondió:

 

“Me fui porque ya no soportaba tanto desamor, como diría la ranchera. Si me quedaba en México me iba a colgar, sabía que me iba a morir. Muy fuerte, muy, muy fuerte. Nunca más he vuelto a sufrir tanto como cuando me dejó esa mujer del carajo. Dios la confunda, mala mujer.”  

Roberto Bolaño

Meruane, Lina. La estrella distante de las letras chilenas, Caras, (258): 94-97, 20 de febrero, 1998.

Roberto Bolaño con su familia
Roberto Bolaño llegó a Barcelona a los 27 años en 1977.

En la tercera y última aparición de Lisa Johnson en Los detectives salvajes, Bolaño parece indicar cómo fue la última vez que la vio, cuando fue a despedirse de ella.

 

Laura Jáuregui, Tlalpan, México DF, Marzo de 1977: Antes de marcharse vino a mi casa. (…) Arturo me dijo que se iba y que ya no iba a volver. (…) luego descubrí que en realidad no me interesaba, que todo lo que tenía que ver con él me aburría sobremanera, que lo que verdaderamente quería era que se marchara y me dejara estudiar tranquila. (…)Murmuró que me amaba, que nunca me podría olvidar. Después se levantó y me dio una bofetada en la mejilla. (…) Le dije que se fuera, que ya no quería verlo.

Los Detectives Salvajes, 1998

 

En un poema de 1995, ya sin ficcionalizarla, llamándola por su verdadero nombre, Bolaño escribiría lo que parece ser el momento en que terminó con ella:

Cuando Lisa me dijo que había hecho el amor 

Con otro, en la vida cabina telefónica de aquel 

Almacén de la Tepeyac, creí que el mundo 

Se acababa para mí. Un tipo alto y flaco y 

Con el pelo largo y una verga larga que no esperó 

Más de una cita para penetrarla hasta el fondo. 

No es algo serio, dijo ella, pero es 

La mejor manera de sacarte de mi vida. 

Parménides García Saldaña tenía el pelo largo y hubiera 

Podido ser el amante de Lisa, pero algunos 

Años después supe que había muerto en una clínica psiquiátrica

O que se había suicidado. Lisa ya no quería 

Acostarse más con perdedores. A veces sueño 

Con ella y la veo feliz y fría en un México 

Diseñado por Lovecraft. Escuchamos música 

(Canned Heat, uno de los grupos preferidos 

De Parménides García Saldaña) y luego hicimos 

El amor tres veces. La primera se vino dentro de mí, 

La segunda se vino en mi boca y la tercera, apenas un hilo 

De agua, un corto hilo de pescar, entre mis pechos. Y todo 

En dos horas, dijo Lisa. Las dos peores horas de mi vida, 

Dije desde el otro lado del teléfono.

 

El último salvaje, Al este del paraíso, México, DF, mayo, 1995

 

En 1979, tres años después de que terminara con ella, cuando se publicó la Antología Pájaro de calor, ocho poetas infrarrealistas, Bolaño le escribiría un poema en el que se vería la huella del gran amor y dolor que sentía por ella: (ese halo de luz naranja que se apaga / sin alegría ni sufrimiento / pudo haber sido una gran poeta / la más amorosa / amada/ mía):

 

 

ese halo de luz naranja pudo haber sido una gran poeta

esa muchacha que estudia el último semestre de Biología y cena

en el Maxim’s del subdesarrollo y fornica a la medianoche

en un edificio de cristal y vomita en la madrugada con sudores

pudo haber sido una gran poeta

pudo haber sido una amazona y pudo galopar en cierta manera

libre hasta que la hubieran derribado de un balazo entre los senos

—esa mujer que vive con su esposo un paisaje de barrios cercándolos

agradable monotonía de los desayunos americanos

envejeciendo irremediable entre la dureza del lirismo nazi

y sagas que cantan nuevas juventudes —chicos picados de viruela

o atomic morphine

esa mujer que llora en el laboratorio mientras las calles

arden y yo caigo, pudo haber sido una poeta

estamos muertos, nosotros somos los muertos

se oirá en esos días

su cuerpo blanco se mecerá se mecerá

mientras un falo va abriendo su vagina se mecerá se mecerá

sus ojos serán un desierto

—dios mío, sálvate

esa mujer de 30 años nunca tendrá un hijo, esa mujer

de 35 años irá al supermarket con un vestido de flores azules

—¿pero venderán mis poemas en la sección libros

y mi carne destazada en conservas, en verduras,

en ropas-para-el-invierno?

Esa mujer de 40 años blasfemando y riendo incrédula

mira, se acabó la menstruación, se acabó

oh multitudes de los grandes funerales niños de los grandes

acontecimientos deportivos muchachos de las futuras

concentraciones en campos rock

una nube roja se fragmenta por ustedes

esa mujer detenida en una silla

sin duda recuerda por última vez a su primer compañero

—los adolescentes de diamante

y aunque su psicoanalista, su esposo, la esposa de su psicoanalista

y su madre conversen sobre la pacificación de los días

la desaparición de la peste

ella siente

que los motines volverán que la han vencido

esa vieja ocupada en su manicomio

sintiendo próxima su muerte y que en realidad

quisiera volver atrás, a una verdadera cama

ese halo de luz naranja que se apaga

sin alegría ni sufrimiento

pudo haber sido una gran poeta

la más amorosa

amada

mía

 

Generación de los párpados eléctricos, Pájaro de calor, ocho poetas infrarrealistas, 1976

 

La madre de Bolaño, Victoria Ávalos, en una entrevista a La Tercera en 2005, comentó:

 

“Era una chica con la que tenía que haberse casado. Era encantadora, una escritora de primera magnitud. Para mí era como otra hija; pero, mira, ellos saben su cuento y uno no se puede meter”.

Entrevista a Victoria Ávalos, madre de Bolaño, en La Tercera, 10 de julio del 2005

 

Por aquel entonces Bolaño ya vivía en Europa. En 1982, a los 29 años, se casaría con Carolina López, madre de sus hijos, Lautaro y Alexandra, y dueña de sus derechos editoriales. Por aquellos años se consolidó como el escritor que llegó a ser, pero el fantasma de Lisa aún persistía.  En su poemario de 1992, Fragmentos de la Universidad Desconocida, Bolaño la menciona en su poema Devoción:

 

A finales de 1992 él estaba muy enfermo

y se había separado de su mujer.

Ésa era la puta verdad:

estaba solo y jodido

y solía pensar que le quedaba poco tiempo.

Pero los sueños, ajenos a la enfermedad,

acudían cada noche

con una fidelidad que conseguía asombrarlo.

Los sueños que lo trasladaban a ese país mágico

que él y nadie más llamaba México D.F.

y Lisa y la voz de Mario Santiago

leyendo un poema

y tantas otras cosas buenas y dignas

de los más encendidos elogios.

Enfermo y solo, él soñaba

y afrontaba los días que marchaban inexorables

hacia el fin de otro año.

Y de ello extraía un poco de fuerza y de valor.

México, los pasos fosforescentes de la noche,

la música que sonaba en las esquinas

donde antaño se helaban las putas

(en el corazón de hielo de la Colonia Guerrero)

le proporcionaban el alimento que necesitaba

para apretar los dientes

y no llorar de miedo.

 

Devoción, Fragmentos de la Universidad Desconocida, 1992

Roberto Bolaño en Blanes
Roberto Bolaño ya nunca quiso regresar a México.

En su poemario de 1993, Los perros románticos, la aludiría:

 

Te regalaré un abismo, dijo ella,

pero de tan sutil manera que sólo lo percibirás

cuando hayan pasado muchos años

y estés lejos de México y de mí.

Cuando más lo necesites lo descubrirás,

y ese no será

el final feliz,

pero sí un instante de vacío y de felicidad

Y tal vez entonces te acuerdes de mí,

aunque no mucho.

Perros románticos, 1993

 

En 1994 le envía a su amigo poeta de la juventud, Mario Santiago, una carta donde le decía:

 

“En más de una ocasión he estado a punto de hacer las maletas e irme, pero al final México sin Lisa no acaba de convencerme.(…) Lisa, me lo dijo su madre el 1 de enero de 1993, horas antes del alzamiento zapatista, está casada y vive en el D.F.” 

Carta de Roberto Bolaño a Mario Santiago, Blanes, 29 de noviembre 1994

 

En su poemario de 1995, El último salvaje (Al Este del Paraíso), le dedicaría un segundo poema: 

 

El recuerdo de Lisa se descuelga otra vez

por el agujero de la noche.

Una cuerda, un haz de luz

y ya está:

la aldea mexicana ideal.

En medio de la barbarie, la sonrisa de Lisa,

la película helada de Lisa,

el refrigerador de Lisa con la puerta abierta

rociando con un poco de luz

este cuarto desordenado que yo,

próximo de cumplir cuarenta años,

llamo México, llamo D.F.,

llamo Roberto Bolaño buscando un teléfono público

en medio del caos y de la belleza

para llamar a su único y verdadero amor.

El último salvaje, Al este del paraíso, México, DF, mayo, 1995

 

En ese extraño libro que es Amberes publicado en 2002, la menciona dos veces:

 

“Querida Lisa, hubo una vez que hablé contigo por teléfono más de una hora sin apercibirme de que habías colgado. Fue en un teléfono público de la calle Bucareli, en la esquina del Reloj Chino. Ahora estoy en un bar de la costa catalana, me duele la garganta y tengo poco dinero. (pág. 104)

“Hay una enfermedad secreta llamada Lisa. Es indigna como toda enfermedad y aparece de noche.” (pág. 109) 

Amberes, 2002

 

En la última entrevista que hizo, en el año 2003, hecha por la periodista argentina Mónica Maristain, esto ocurrió:

– Cierre los ojos, ¿cuál de todos los paisajes de la Latinoamérica que usted recorrió le viene primero a la memoria?

– Los labios de Lisa en 1974. (…)  Una excursión al Popocatépetl con Lisa, Mara y Vera y alguien más que no recuerdo, aunque sí recuerdo los labios de Lisa, su sonrisa extraordinaria.

Revista Playboy México, 2003

 

 

Roberto Careaga publicaría en un artículo sobre Bolaño, en el diario La Tercera, una anécdota que Carla Rippey (representada como Catalina O’Hara en Los detectives salvajes) declaró:

 

“En mayo de 2003, le pidió a Rippey el teléfono de Lisa, pero ésta —una bióloga de respeto— prefirió no recibir llamadas del pasado.”

Roberto Careaga C. , La Tercera, 13 de julio del 2007

 

El 15 de julio de 2003, un mes después, Bolaño moriría debido a una insuficiencia hepática. Lisa Johnson perduró en su memoria hasta el último mes de su vida, es decir aproximadamente 29 años desde que la conoció en el 74 o 75.

 

Laura Jáuregui, Tlalpan, México DF, mayo de 1976. ¿Ha visto usted alguna vez un documental de esos pájaros que construyen jardines, torres, zonas limpias de arbustos en donde ejecutan su danza de seducción? ¿Sabía que sólo se aparean los que construyen el mejor jardín, la mejor torre, la mejor pista, los que ejecutan la más elaborada de las danzas? ¿No ha visto usted nunca a esos pájaros ridículos que bailan hasta la extenuación para conquistar a la hembra? Así era Arturo Belano, un pavorreal presumido y tonto. Y el realismo visceral (Infrarrealismo), su agotadora danza de amor hacia mí. Pero el problema era que yo ya no lo amaba. Se puede conquistar a una muchacha con un poema, pero no se la puede retener con un poema. Vaya, ni siquiera con un movimiento poético.

Los Detectives Salvajes, 1998