Como parte de la gira Ambulante Presenta 2024, Ch’ul be, Senda Sagrada se proyectó en Cine Mayahuel, en Guadalajara. Dio la casualidad que Humberto Gómez Pérez, el director de este documental, estaba presente en la ciudad, así que aproveché para platicar sobre esta película y en general sobre su trayectoria.
Benjamín Torres: ¿Cómo te llega esta inquietud de hacer cine documental? Corrígeme si me equivoco, tú y tus padres son de esa comunidad.
Humberto Gómez Pérez: Siempre tuve esa inquietud de contar historias, pero nunca encontraba el medio adecuado. Hasta que después encuentro el cine o el cine me encuentra a mí. Todo comenzó gracias a Ambulante. Un día caminaba por las calles de San Cristóbal de las Casas, donde radico actualmente, y me encontré con una proyección al aire libre; estaban distribuyendo flyers para talleres de cine. Nunca había tomado un taller de este tipo. Fue en 2013. En ese momento, ni siquiera tenía claro qué estudiar. Pero vi el taller y pensé: “Vamos a probar”. Creí que no me iban a seleccionar, pero quedé seleccionado, y ahí descubrí un mundo.
Empiezo a descubrir esta potente herramienta que es el cine, el cine documental en específico y también a investigar que en mi pueblo no hay cosas grabadas, no hay cosas registradas. Existimos en el mapa después del 94, cuando se da el levantamiento armado, y en San Andrés Larráinzar, donde soy originario, se dan los acuerdos de San Andrés. Entonces estamos 94, 95, 96, 97, —los cuatro años— muy presentes en las cámaras. Pero después de eso ya no hay nada. Ni antes ni después, sólo en ese momento figuramos en todos los espacios.
Tomo las cámaras y encuentro la importancia de estar grabando ciertas actividades. Este no es el primer cargo que ocupan en lo que vemos en la película. Anteriormente han estado en otros cargos. Estuve acompañándolos, aunque sea una cámara reflex. Siempre estuve ahí tomando fotos y video. Lo que ayudó mucho a empezar a desarrollar este proyecto es que el músico que aparece en el documental también me animó a grabarlo. Me decía: “Grábame, te ayudo a entrar a estos espacios”. Estuve acompañando mucho tiempo al músico en cosas que ni siquiera están editadas y están ahí guardadas.
De repente me metí en un diplomado en cine documental y tenía que escribir una carpeta. Desarrollo la propuesta, que al inicio se llamaba Músico o Jvabajom, en tsotsil. La idea era de que el músico nos introducía en este camino de los cargos tradicionales. Pero lamentablemente en todo este proceso, en estar grabando, el músico no tenía más explicaciones de por qué están los cargos y tampoco visualmente mostraba ese compromiso.
Da la casualidad que en el 2018 mis padres les dan el cargo de mayordomía mayor. Una noche mi papá me llama: “Oye, vamos a aceptar un cargo. Te estoy consultando”. Les dije que era decisión suya. Pero luego entendí que era una manera de hacer un trabajo y de respeto también hacia mí, su hijo, que es una manera también de invitar. Así que aprovechamos este momento para poder realmente adentrarnos más. Yo no tenía contemplado grabar a mis padres.
BT: ¿Cómo decides cuándo es el momento de terminar de grabar y hacer el montaje final?
HGP: Desde el 2016 terminamos, la última grabación la hicimos en marzo del 2023. El año pasado todavía grabamos la última escena que se ve en la película. Creo que uno siempre está buscando financiamiento y se ajusta a eso. Eso ayudó también a delimitar y a entregar. Porque cuando tuvimos financiamiento para la producción, a veces sí nos extendimos porque también el mismo fondo lo permitía, pero ya cuando tuvimos también otro fondo para la postproducción, entonces los tiempos estaban más ajustados. Si yo me hubiera seguido grabando y siguiendo a mis padres, nunca terminaría. Porque el año pasado, 2023, a mi papá le dan un nuevo cargo, descansó dos años y le dan un nuevo cargo; podemos seguir esa línea.
BT: ¿Cómo fue la recepción de la gente de la comunidad hacia este proyecto?
HGP: Al inicio me estaban cuestionando: “¿Y tú quién eres?” “¿De dónde eres?” Mi ventaja es que hablo también tsotsil. También tienen esa idea de que uno lucra con la imagen, o está ganando dinero por sacar fotos videos. Entonces fue un diálogo constante, fue un diálogo de cada vez que me veían ahí. Lo más padre es cuando empiezas a ganarte la confianza porque de repente me preguntan: “¿Entonces qué vas a hacer con el material?” “Pues lo voy a editar”. Entonces ellos dicen:“Me avisan cuando esté”. Les daba una copia, les daba el material o de repente lo proyectaba.
Y eso vino a reforzar realmente. Les decía: “Yo no me pienso ir, yo soy de aquí, yo no voy a huir”. Y durante el proceso de esta película, pasaba lo mismo. “Ahí te encargo una copia”, cada vez que me veían. De hecho, ni siquiera lo he estrenado ya. Tenía pensado estrenarlo en mi pueblo el año pasado, pero le consulté a mi papá y me dijo que no: “Quiero terminar bien mi cargo. No generar expectativas”. Entonces, él terminó en diciembre y yo dije: “Mejor lo aplazo y lo dejo para la fiesta grande de Larráinzar”, que es el 30 de noviembre; en alusión a la fiesta, vamos a estrenar la película ahí.
Hay muchos materiales que no vuelven. Hay un caso del pueblo cercano que hicieron una película en el 73, 75, y lo volvieron a ver casi como cuarenta años después. Ya la mayoría no estaba aquí. También eso es como lo triste. En este caso, estamos ahí pendientes.
Hablar de cine indígena viene cargado de connotaciones, viene cargado de estigmas, viene cargado de muchas cosas. Muchas veces cuando empiezan a catalogar “cine indígena”, también lo ven inferior.
Humberto Gómez Pérez
BT: Tienes poco tiempo como director, pero de seguro has visto, has trabajado con varias personas. ¿Te has nutrido? ¿Qué quieres llegar a ser? ¿O tienes a alguien que dices: “Su cine me vuela la cabeza”?
HGP: Referencias hay muchas, pero al final de cuentas algo que he aprendido es también empezar a sentir. Empezar a sentir con las cosas que realmente me mueven. Y a partir de eso, también ir pensando. Y por otro lado, no solo es quedarme con el conocimiento y ya me quedo aquí, porque también he hecho mucho trabajo de talleres en mi propio pueblo como diciendo: “Esto pueden hacer, esto se puede hacer”; también hay gente interesada, que eso es lo mejor. Para que no sea solo yo y de ahí se forme también un equipo.
Actualmente, estamos trabajando con personas de la misma región. Por ejemplo, el cinefotógrafo de esta película es Xun Sero. Es un documentalista que está ganando mucho renombre con su documental Mamá. Y también por toda la sensibilidad que él carga a través de la cámara. Eso ayuda mucho a poder aprender de él. Seguir trabajando con él nutre mucho también el trabajo de uno. Quiero seguir haciendo documentales y, por qué no, saltar también del otro lado. Creo que son importantes estos materiales de ficción porque te dan más posibilidades.
BT: Antes de la función, hablabas también de una distinción entre el cine indígena y el cine tsotsil. ¿Podrías explicarlo?
HGP: De entrada, hablar de cine indígena viene cargado de connotaciones, viene cargado de estigmas, viene cargado de muchas cosas. Muchas veces cuando empiezan a catalogar “cine indígena”, también lo ven inferior. Nos ha tocado incluso en estímulos: “Ah, cine indígena, no merece la misma prioridad, no necesita la misma cantidad de financiamiento que un cine documental de aquí de la ciudad”.
A partir de eso, empieza a verse como menos. Entonces, dejar atrás ese término y realmente nombrarnos como quisiéramos que nos reconocieran, en este caso, pues, tsotsiles. Y también nombrar a cada lugar: “Cine zapoteca”, “cine tseltal”, “cine de Chiapas”. A partir de eso, empezamos a realmente nombrarnos como nos gustaría.
BT: ¿Cómo ves el panorama nacional para el cine en tu región?
HGP: Al menos en este sexenio hubo un apoyo bastante bueno que se llamó ECAMC, Estímulo para la Creación Audiovisual en México y Centroamérica para Comunidades Indígenas y Afrodescendientes. Este estímulo ayudó bastante para impulsar como a los que no somos de escuela de cine, o que hayamos estudiado. Ni siquiera hay una escuela de cine como tal en Chiapas.
Nosotros nos hemos formado a través de diplomados, de talleres, de cursos. De ahí viene nuestra formación. De repente te toca participar en ciertas convocatorias que te piden cierta trayectoria, ciertas reglas que a lo mejor muchas veces no alcanzas. En este caso, con eso terminamos Ch’ul be, Senda Sagrada. Gracias a este estímulo ya podemos decir: “Tengo una película”, que sirve para mostrar mi talento, mi capacidad de poder terminar un material y decir que hemos estado en tantos festivales. Esperemos que también siga, porque cada vez van creciendo las producciones, cada vez hay más personas interesadas en hacer cine.
En Chiapas, por ejemplo, hay un movimiento bastante grande de cineastas, no solo excluyendo los de pueblo originario, sino en general. Sí hay mucho interés en la producción y esperemos más adelante se pueda consolidar y realmente puedan voltear al sur, porque muchas veces anteriormente era todo centralizado. Si van a hacer una producción, pues “el sur es solo locación, el sur solo es como para los paisajes bonitos y el resto, el talento lo llevamos”. Cuando realmente hay personas preparadas y con capacidad para poder realizar una producción también allá.
Nosotros nos hemos formado a través de diplomados, de talleres, de cursos. De ahí viene nuestra formación.
Humberto Pérez Gómez
BT: ¿Y es como el semillero que están haciendo?
HGP: Sí, de alguna manera. Así como me inspiran otras personas al verlos en ciertos espacios, también estamos ahí, creo, inspirando a otras personas. Y también tenemos la apertura de decir: “¿Quieres aprender? Ven”. O: “Tengo cierta duda”, “adelante, lo resolvemos”. No nos volvemos individualistas o egoístas. Cuando realmente, en mi caso, entre más seamos mucho mejor.
Ch’ul be, Senda Sagrada, por Humberto Gómez Pérez
Ch’ul be, Senda Sagrada es sueño y realidad que exploran los compromisos colectivos ancestrales que sustentan el ciclo de la vida en comunidad. Un ciclo que se renueva con cada estación, con cada año, al igual que el maíz, el paisaje y el lago que se tiñen de verde cuando están de fiesta. Busco rememorar la historia de mi pueblo y reconstruir parte de la tradición oral que se va desgastando. Dando voz a nuestras historias y sabiduría ancestral, celebrando nuestra identidad colectiva aún vigente.
¿Quién es Humberto Gómez Pérez?
Nació en San Andrés Larráinzar, Chiapas, en 1988. Es hablante de tsotsil y estudió comunicación intercultural en la Universidad Intercultural de Chiapas. Ha complementado su formación con diversos talleres y diplomados en escritura, técnicas narrativas, creación literaria, audiovisual y cine. En el marco de la Escuela de Cine Documental de San Cristóbal de Las Casas, realizó el cortometraje J’vobtik, nuestra música y finalizó el desarrollo de Ch’ul be, Senda Sagrada, su primer largometraje documental.
Humberto Gómez Pérez ha construido su carrera en los ámbitos de la comunicación, las artes y la cultura, con un enfoque especial en la creación de obras en lengua tsotsil. Ha participado como ponente en múltiples espacios, traducido guiones y realizado traducción simultánea español-tsotsil, además de organizar diversas iniciativas culturales.
En 2014, fundó Satil Film, una organización dedicada a la promoción y producción de cine documental y audiovisual. Es miembro de la Unidad de Escritores Mayas-Zoques A.C. y coautor de los libros Stso’op Joj, Nido de cuervos, Sk’op bolom-sk’op choj / Palabra de jaguar, por la UNEMAZ, y Cuentos indígenas mexicanos desde Chiapas, por Ediciones Catay.